Más de una década tuvo que pasar para que las Vainica Doble editaran un nuevo disco con composiciones nuevas. Tras «Taquicardia» (Nuevos Medios, 1984) el dúo decide tomarse un descanso en el que Gloria se dedica de lleno a la pintura, mientras que Carmen escribe algunos cuentos, compone canciones para otros artistas y graba sintonías para series y programas de televisión. Debido al gran éxito que tuvieron dichas sintonías, la más recordada la de «Con las Manos en la Masa» (RTVE), el productor Miguel Ángel Arenas les propone grabar un nuevo trabajo bajo el paraguas de una multinacional. La primera idea de Mercury era la de recoger todas estas sintonías que habían compuesto y volver a regrabarlas, una idea que a Carmen y Gloria les aburría soberanamente. De esta idea inicial sólo queda en el disco el tema «Juncal«.
Grabado en los estudios Red Led de Madrid y en C.T.S. de Londres durante los meses de julio y agosto de 1997 el álbum cuenta con los arreglos y dirección musical de Miguel Ángel Collado. La banda de acompañamiento fue la compuesta por el mismo Miguel Ángel Collado al piano y teclados, Enzo Filiponne a la batería, José Agustín Guereñu, Gere, al bajo, Oswaldo Varona en las percusiones, y Pepe Robles (Módulos) y Joan Bibiloni con las guitarras. El diseño de la carpeta fue obra de Txomín Salazar.
Durante las sesiones de grabación las Vainica tuvieron algunos enfrentamientos con el sello por cómo debía sonar el álbum. Algo que tampoco era una novedad, porque al dúo ya le había pasado otras veces. Pero lo que nunca les había pasado era que el sello retocara los arreglos y la producción final del disco. En un intento para hacerlas sonar en las radiofórmulas el sonido se simplifica y se eliminan acordes y cambios de ritmo. «Carbono 14» es el disco que más vende en su carrera en el momento del lanzamiento, pero también es, sin lugar a duda, el peor de toda su discografía.
Se rescatan dos temas que ya habían grabado previamente. La primera la mencionada «Juncal» que era la sintonía de la serie televisiva «Juncal» (RTVE) protagonizada por Paco Rabal que narraba la vida del matador de toros del mismo nombre que triunfó a mediados del siglo XX. El tema es un pasodoble al que se añadió una sección de cuerdas y un coro donde podemos encontrar a Paco Clavel, Germán Coppini, Fernando Márquez, Iñaki Fernández (Glutamato Ye-Yé) o José María Granados entre otros. La segunda fue «¡Oh Jesús!» que era un villancico que el dúo ya había publicado en formato corto en el sencillo «Navidad» (Ópalo, 1972). Aquí el tema está más recargado y en los coros contaron con las voces de Miguel Bosé, Miguel Dantart, Ismael Serrano y Pepe de Lucía.
Las Vainica también rescatan varios temas que inicialmente habían compuesto para otros cantantes pero que al final no se editaron como «La escalera» que se nota que no encaja demasiado en su cancionero a pesar de los cambios de persona y género en la canción, o «Por un más y por un menos» que era una canción que las Vainica habían compuesto en los años 70 para el grupo Music Son pero con una letra diferente y con el nombre de «Lágrimas de cocodrilo«. El toque Paul McCartney que le dieron al tema hace que se convierta en uno de los pocos momentos salvables del disco.
«Pobrecito Satanás» también estaba compuesto para el lucimiento de otro cantante pero al final se convirtió en el tema que abre el disco, un corte bastante insípido basado en el dicho eres más malo que Satanás. «Dame tu amor» era un tema que Carmen había compuesto para Luz Casal que ésta varió para convertirla en el gran éxito «Lo eres todo«. En «Carbono 14» las Vainica la hacen a dúo con Alejandro Sanz y adolece de un error bastante frecuente en los duetos. Que es acabar sonando como el invitado en vez de ser él el que se amolde al estilo del grupo. Aunque no llega al nivel de «Déjame tu sombra» que perfectamente puedes imaginartela como una balada de Alejandro.
Las demás canciones que componen el álbum son «Desde que eres mi ‘marío’ ya no te quiero» que empezó siendo una habanera y conserva algo ese aire marinero. «El virus del ordenador» que líricamente sí tiene un aire vainiquero, pero musicalmente es muy pobre. Y una festiva «La tía Marieta» que narra las desventuras de una ludópata que es un vano intento de hacer una canción del verano.