El LP fue grabado en diciembre de 1966, aunque en todas las discografías aparece fechado en 1967, año de su publicación. Marcó un hito en la discografía española, no por su éxito o calidad, sino porque era la primera vez que un cantante español grababa un LP en riguroso directo, sin trampa, cartón ni retoques de estudio. También supuso un examen para los técnicos de grabación españoles. La semana anterior se hizo un concierto que sirvió de ensayo general en el Teatro Apolo de Valencia y la grabación se efectuó en el Teatro Calderón de Barcelona. Se grabó una hora, aunque finalmente la edición lo dejó en poco menos 40 minutos. El cantante estuvo acompañado únicamente por cuatro músicos (guitarra, órgano, bajo y batería) y repasó sus principales éxitos, adelantando dos canciones de lo que sería su siguiente EP.
La calidad del sonido del disco, salvando todas las distancias temporales, es superior a discos en directo grabados muchos años después. El secreto reside en que el cantante estaba muy baqueteado y sabía manejarse en escena sin desafinaciones ni distorsiones. Otro factor nada desdeñable es que en realidad las grabaciones que Bruno hizo con Los Milos y al principio de su carrera solista eran en realidad grabaciones en directo sin público en las que todo se hacía en una o dos pistas y de un tirón sin cortes.