Canciones Para la Hora del Té

Dieciséis breves canciones componen este LP fundamentalmente folk en su procedencia y desarrollo: guitarras acústicas y españolas, panderetas, bongos, panderos, flauta dulce, uso y abuso del kazoo y otros chismes sonoros propios de las murgas carnavalescas gaditanas. Ese es el envoltorio de unas letras de doble sentido, efectos vocales cercanos al rebuzno, ingeniosas onomatopeyas y un cierto aroma a tuna universitaria pasada de graduación alcohólica. Los tres componentes superponen y doblan voces en la grabación hasta sonar como un orfeón.

La procedencia de las piezas es variada: temas folclóricos españoles de toda la vida (“El burro de la tía Vinagre”, “Mi abuelo tenía un huerto”,”No se va la paloma”, “En un convento de frailes”), cantos tabernarios de origen indeterminado y a los que se pueden acoplar variedad de letras (“El traqueteo del tren”, “Don Prudenciano”)…

Otras fueron compuestas ex profeso para el evento. Hay que distinguir las de creación colectiva: “Balada de las suegras”, “Noche lóbrega”. Otro porcentaje importante es el de canciones compuestas por Jaime Ramiro, alma máter del asunto: “La portera de mi casa”, “La niña besucona”, “Desiderio”… Finalmente, hacer referencia a “Coplas mejicanas”, una canción que Nuestro Pequeño Mundo y otros grupos folk incluían a menudo en sus directos y que procede de Kingston Trío, un grupo folk norteamericano de los 50.

Temas satíricos exentos de toda crítica social o política y que se centra en el retrato de humanos ridículos y sal gorda de diferentes regiones españolas. La interpretación está hecha con pocos miramientos y buscando un ambiente de reunión de amigos. Entre los instrumentistas citar a Pepe Ébano (percusión), Eduardo Gracia (bajo), Juan Ignacio Cuadrado (flauta), componente de Nuestro Pequeño Mundo, y Julio Seijas, que estaba en Aguaviva y que en los siguientes años participaría en proyectos bufos como La Charanga del Tío Honorio.