“La felicidad / me está enseñando que hoy no soy feliz / porque es que cuando tu no estás aquí / me quiere huir”
El resultado de ese encierro voluntario durante quince días en una masía próxima a Tarragona es este disco en el que Bunbury, Carlos Ann, Shuarma y Morti dejan a un lado sus egos y se ponen de acuerdo para fundar una comuna creativa con el principal objetivo de dar forma a estas quince canciones en las que cada uno deja su huella personal. El resultado es un disco emotivo e irregular, en el que lo analógico y lo digital conviven en perfecta armonía. De las mezclas se encargan Ann y Charly Chicago.
Resaltar la inclusión de “Desmejorado”, una canción nostálgica e intimista compuesta por Bunbury para Raphael, que éste incluyó en su disco “De Vuelta” (EMI, 2003). El propio Enrique la incluiría en el recopilatorio “Canciones 1996-2006” (EMI, 2006).
Abre “La felicidad” con el protagonismo vocal para Shuarma, ritmos electrónicos perfectamente ensamblados con desarrollos instrumentales contagiosos propios de un cabaret de la desolación. Los cambios de ritmo y estilísticos son una constante, aunque en todo momento permanece esa esencia de cabaret lunático cargado de electricidad suavizada -“Infectado de tu amor”, “As de copas”-. En esta última Enrique se define como “yo soy el as de corazones / y el as de copas cuando las emociones / se vuelven en mi contra / y la incoherencia sentimental / me deja fatal frente a ti”.
Bunbury mantiene ese protagonismo con “Sex food”, una de las mejores composiciones del álbum, un llanto eterno junto a las estrellas más bellas. En “L’amour” la primera plana es para Carlos Ann y su tango-cabaret imposible de los arrabales más oscuros… “parece que yo, yo hago del amor / algo caprichoso e inmoral”.
Otra de las grandes composiciones del disco es “Magenta” -“No pierdas de vista la esencia / que la indiferencia nos quiso robar. Te busco en el color Magenta / que tu impertinencia / borró al pasar”-, un corte sobre las ausencias, y las luces y las sombras que llegan con ellas. Muy efectiva la interpretación de Morti. Shuarma vuelve a tomar las riendas con “Entra conmigo”.
Este «Bushido» (EMI, 2004) no es un mal disco pero tampoco brilla; es un trabajo irregular en el que las buenas canciones son muy buenas, y el resto muy ramplonas. Lo cierto es que el siguiente encierro de Bunbury, “El Tiempo de las Cerezas” (EMI, 2006), junto a Nacho Vegas, depararía mejores resultados.