Tras dos maquetas con las que consiguen llamar la atención de prensa y público, incluso a nivel internacional, llegaba la hora de grabar su primer larga duración, y Linda Guilala se encierran para dar forma a su primer disco. Un trabajo grabado en su estudio de Vigo y mezclado y masterizado por José María Rosillo en Audiomatic (Madrid). Colaboran en la grabación Alejandro Davila (bajo y guitarras adicionales) y Pancho Suárez de Lis (asistencia técnica para batería, bajo y voces).
Doce canciones en las que conjugan atmósferas shoegazers con melodías pop. Una manera muy personal de entender pop en el que se perciben muchas de sus influencias, que van desde My Bloody Valentine o Ride, al clasicismo de The Wedding Present o la elegancia y melancolía de Pale Saints. El comienzo es muy intenso, “Nadie se dará cuenta” es un hit de pop envenenado redondeado con unos teclados eficaces y unas guitarras infecciosas. Un corte de pop atemporal salpicado de colores… “Se ha llenado todo de dolor / Mira que es feo ese color”.
La homónima “Bucles infinitos” mantiene esquemas, ampliando horizontes en las instrumentaciones para abrirse a la experimentación. En “Protagonista central” se acercan al power pop y a Juniper Moon… “Porque lo mejor va a ser que me quede para no volver / Mejor va a ser”.
Nos encontramos con cortes cautivadores de pop melancólico como “Sexta dimensión”, cortes en los que muestran su gusto por las texturas densas que se esconden tras melodías efectivas. También hay hueco para las aventuras amorosas adolescentes -“Torremolinos”- y para mirar a través de un caleidoscopio multicolor –“Mis ideas son”.