En 1981 Enrique y Ana atacan con toda la artillería: película y disco. Con ambas alcanzarían el punto más alto de su popularidad y volverían a vender en torno al medio millón de ejemplares entre vinilos y casetes.
Con el equipo de trabajo habitual, que era tanto como decir lo mejor que tenía Hispavox en esos momentos -es decir, con Honorio Herrero y Luis Gómez-Escolar en la producción y Rafael Trabuchelli en los arreglos-, se aprestan a poner música a una película rodada a mayor gloria de la pareja. La cinta -y el consiguiente disco- se titularía “Las Aventuras de Enrique y Ana” (1981), que sería dirigida por Tito Fernández.
El argumento es cualquier cosa. Los dos protagonistas son hermanos y están en el mismo colegio. Enrique como profe de Educación Física y Ana, alumna. Él es despedido por montar coreografías musicales innovadoras. Ambos se fugan y se refugian en un castillo, donde conocerán al conjunto Los Coconuts que les acompañarán en sus aventuras y canciones. Ganan un concurso musical mientras un explorador busca una rara gema en el castillo. El triunfo lo consiguen cantando el número fuerte del film: «Superdisco chino«por delante del delirante grupo Los Punkitos que cantan en el evento su «Caca, culo, pedo, pis«. Se incluyen dos canciones emblemáticas del dúo. Su inicial «Gallina co co ua ua» y la famosa «Mi amigo Félix«. También traía juguete: una varilla y un plato que debía girar en su punta sin caerse, pero que se caía siempre, llamado disco chino.
Si tengo que quedarme con alguno de los temas nuevos que aportaba la banda sonora, me quedo sin dudar con «Haz ruido«; un tema que, si lo coge un conjunto punk, revienta la noche… Aún estamos a tiempo de asistir a alguna versión.
En las antípodas del anterior tenemos el tierno «Abuelito«, una suerte de homenaje a la persona que debía pagar las entradas del cine de los nietos. También queda bien ese didáctico «Baile olímpico» en la que el profesor Enrique guía a los deportistas bailarines. Me recuerda a aquellos bailes de los 60, que cada temporada se estrenaban y en el que el cantante dictaba a los bailarines los movimientos a ejecutar.
Un buen disco para chavales con arreglos muy buenos y algunas canciones ciertamente memorables. Todavía hoy el «Superdisco chino» ha sido repescado para un anuncio. Algo tendrá el agua cuando es bendecida… por la publicidad.