Antonio Fraguas (Forges) era una de las figuras señeras de la cultura española de mediados de los 70. Sus tiras cómicas y chistes eran leídos y comentados por cientos de miles de lectores de El País y se editaban periódicamente en libros de cómic. En el momento cumbre de su carrera, decide pasarse al cine y rueda “El Bengador Justiciero y su Pastelera Madre” (1976) con guión de Jaime de Armiñan. Una comedia mala sin ambages, que narra la historia de un niño abandonado a la puerta de un convento, que decide andando los años recuperar su verdadera identidad. A tal efecto, que diría el propio Forges, encarga varias canciones a Víctor y Diego, que las componen e interpretan. Estas interpretaciones salieron a la venta en formato EP.
El tema del título es una suerte de corrido mexicano o cosa parecida con letra cómica, que resume la trama de la película. Los dos temas restantes son sendos números instrumentales de escaso lustre presididos por las guitarras acústicas del dúo.