Cuando Juan Pardo edita este LP está a punto de cumplir cuarenta años y tiene claro que su público es la generación de su edad, que lo ha conocido desde Los Pekenikes y para los que es ya como de la familia.
Es el long play más vendido en España en toda su carrera y resulta un tanto sobrevalorado, pues simplemente repite sin altibajos las fórmulas que había apuntado ya en “Juan, Mucho Más Juan” (Hispavox, 1981). Un puñado de canciones que funcionaron bastante mejor a 33 que a 45rpm., pues a pesar de las estratosféricas ventas del disco grande ninguno de los pequeños llegó arriba. Y es lógico, pues ya digo, es un LP sin fisuras pero también sin grandes relumbrones si exceptuamos a “¡Bravo por la música!» con influencias de Abba en el título y el contenido. El tema es un himno moderno con robot cantante y todo en los primeros compases. Sintetizadores por un tubo que van haciendo crecer la canción hasta un clímax con un coro infantil cantando las excelencias del arte musical.
Del resto, podemos quedarnos con “Hay que ver” otra marchiña pardiana a ritmo de pachanguita pop bien calculada y una producción e instrumentación sobresalientes al servicio de una colección de esdrújulas en la letra.
Entre las menos conocidas, hay que fijarse en “A la vuelta del jardín”, quizá la canción más destacable e innovadora de las diez que forman el disco. Ese acompañamiento tembloroso de la estrofa que sirve de prólogo a una segunda parte repleta de claridad forma un interesante claroscuro sonoro.