El fugaz paso de Franciska por RCA tras su ruptura con Polydor se saldó únicamente con este single, encabezado por una preciosa melodía: “Boira”, cantada con ciertos dejes operísticos y una orquestación más comedida y dulzona que en otras ocasiones, que contrasta con su voz dura y profunda. No es de sus mejores cosas y denota que no atravesaba ni en lo artístico ni en lo personal sus mejores momentos.
No obtuvo ninguna repercusión y Franciska se quedó otra vez compuesta y sin discográfica hasta que Maryní Callejo la rescató para hacer la segunda versión de “Esa será mi casa”, que sirvió de pasaporte a un audaz cantante llamado Nino Bravo.