Segunda entrega en Elefant de Patrullero Mancuso. La portada e interior del CD está plagada de las ilustraciones de César Fernández Arias. Cuidada producción, obra de Ivan Guerrero junto con el grupo en grabación realizada en los estudios Infinity. Temas muy suaves por lo general. De escucha más fácil que los primeros trabajos, aunque las guitarras parecen revolverse en momentos muy concretos en oleadas. Por supuesto ausencia total de estribillos pegadizos. El disco es, una vez más, un crisol de collages musicales muy diferentes entre sí.
El desquicie en las letras hace que hasta la sintaxis en algunos casos no sea del todo ortodoxa. Difícil encontrar historias, las letras parecen girar en torno a frases, construcciones ortogonalmente relacionadas entre sí. “La vida va bien”, sin embargo, constituye una excepción. El tema en cuestión, de lo mejor del disco, tiene una intro musical de parroquia americana. Letra y música de Murky. Tanta felicidad da que pensar. ¿No será simplemente una ironía? Optimismo para sospechar. Está bien tanto en el trabajo como en el paro… Todos parecen contribuir en los coros de esta loa a la felicidad.
Componente marciana en música y/o letra de varios temas (“En la era de Piscis”, “Analgésico analógico”). La colaboración con el clarinete de Mastretta en “Caraba” no parece una casualidad.
El capítulo de las colaboraciones se completa, además de numerosas contribuciones en los coros por parte de una gran cantida de amigos y allegados del grupo, hay que indicar la participación de Joan Vich en las teclas, la trompeta y trombón de Juan Monje y los doo-rag de Olof Lodousse.
En “Torremolinos” se lanzan con el inglés para el guiño costero playero. Tema suave y de letra intrascendente.
El registro cacharreante se huele en “Analgésico analógico”, tema que se aloca, como miles de juguetes articulados en movimiento. Guitarras y fondos marcianos como en los Pixies de “Bossanova” (4AD, 1990) o “Trompe le Monde” (4AD, 1991).
“Bienmesabe”, “Premio gorda” y “La resaca del viajante” constituyen un buen ramillete de temas. Todas ellas son muy ricas musicalmente: en la primera, la música juguetona no desprecia, sin embargo, una guitarra de corte rockero al fondo; en la segunda, con ritmo ska por detrás, tiene de todo dentro de una misma canción: suena a algo de los Kinks… y finalmente no resulta una aberración hablar de esencias de Glutamato Ye-yé o de los temas más infantiles de los Who en “La resaca del viajante”. Precisamente de la letra de este último tema, Murky habló en Mondosonoro: “Esta canción habla de lo que le queda a la gente en la mente al recordar sitios donde se lo ha pasado bien, también habla de la «resaca» que te pueden dar las drogas”.
Destaca, por lo diferente “Ricos y bellas”, de ritmo muy similar a Le Mans. Cleptomanía de pequeña monta, que cantada en ese tono, es difícil no perdonar. Letra que parece surgir de ciertos momentos del universo Poch. Musicalmente el tema evoluciona y acaba de forma completamente diversa a como empezó. El registro vocal difiere del resto del disco, como en el caso de “Como una pasa”. De hacer caso a su letra, delirante, escrita bien desde el hastío, aburrimiento, o la enajenación mental, el día y medio encerrado en casa puede terminar muy mal como se consume eso de encender la cerilla con el gas.