Con algún éxito menor como compositor a sus espaldas, Eddy (Miguel) Gallardo afronta su primer disco con una pachangarítmica acompañada de coros soulerosen la cara A y otra piececita comercial machacante en lo rítmico y plana en lo melódico en la B. También aquí los coros toman una relevancia importante, al fin y al cabo si estaban contratados para la sesión, había que amortizar el gasto viniera o no a cuento.
Ambas pistas nos recuerdan no poco al estilo que por entonces encumbraba a Lorenzo Santamaría. A pesar, o quizá por eso mismo, de la búsqueda de ventas fáciles por parte de un público de gustos fácilmente contentables, el singleno se come un colín y además apenas goza de promoción debido a la mili de su protagonista.