Munlet presenta nuevo trabajo, y lo hace insistiendo en varios de los frentes abiertos con su anterior entrega: «Cañón» (Gaztelupeko, 2010). En la misma, investigaban paisajes deshumanizados a través de una electrónica contundentemente endurecida con bajos y guitarras. Ahora, en «Bicefalopedia» (Screaminguy! / Bi Batean Diskak / Ghost Highway, 2012) se apuesta por la construcción orgánica de atmósferas densas y una meditada industrialización de los acompañamientos guitarreros. Precisamente las guitarras las ha grabado todas en esta ocasión Ina. Aunque solían invitar a amigos que colaboraban en esta faceta, para este disco se planteó, a modo de reto, el gestionar estas cuestiones por ellos mismos. Grabación, junto con el resto de la música, que se realizó en su estudio casero de El Cubo a lo largo del 2011. El disco salió a la calle a comienzos de marzo.
Infecciones, tormentos, mitocondrias, mundo infiernos, hombres-cañon y perros devora hombres de entonces, dan paso ahora a pandemias, torsiones, torturas, extinción y constantes referencias a tentáculos, que salen de la cabeza, y a dobles cabezas, que ya constituyeron, por cierto, referencia en «Clínica de Ruidos» (Transpop, 2007).
La del diseño gráfico es desde hace tiempo una faceta bien cuidada por el grupo, que no duda en recurrir a las propuestas, hasta la fecha siempre acertadas, que mejor complementen la temática del disco. Para este caso, el autor del jardín infernal poblado de seres androides de dos cabezas se lo ha diseñado un amigo: el músico y dibujante Paco Alcázar (Humbert Humbert).
Nos contaba el grupo que han dispuesto en esta nueva entrega de todo lo que llevan aprendido, y así es posible que todos aquellos ejercicios paisajísticos que cultivaran en la serie de sencillos de la primerísima etapa de la banda tuvieran ahora su importancia. Precisamente, escuchando algunas de las atmósferas densas y orgánicas, me han venido a la mente algunas de las maneras de El Desvän del Macho, banda vecina y amiga de los de Mendaro. Y, de hecho, las referencias que luego leí en las notas que acompañaban al disco a «Inquietantes cortinas sónicas que derraman calor frio, crean atmósferas metamórficas que colisionan con paisajes industriales en los que el hierro afilado secciona carne y tendones en un corte limpio e indoloro» me resultan totalmente aplicables también a los de Arrasate.
De igual forma han tirado pues de toda la experiencia que llevan ya acumulada para facturar contundentes descargas de lo que bien podría denominarse electro-punk, quizá con argumentos mucho más sólidos para dicha etiqueta que los productos de la factoría de Subterfuge en la década de los 90. «Pandémica«, «Cefalópodo«, «Insertadora» son muestras implacables de este tipo de durezas, que debieran dejar contento a más de uno de los amantes de la música de aristas y ritmos demoledores. Y a pesar de semejantes contundencias, «Bicefalopedia» puede pasar por ser uno de los discos con ejemplos más deliciosos de gemas atmosféricas de origen tecnológico que ha facturado la banda. Tienen varias y muy recomendables canciones en esa línea: «Tortura, camina«, «Limbo tentáculo«, pero sobre todo «Vida sin voz«.
En las comunicaciones previas a la edición del disco mantenidas con el dúo, nos advertían de que pudiera ser un disco sin un hit claro. Y, sin embargo, «Vida sin voz» se me antoja como uno de los temas de este 2012 del que apenas si llevamos transcurridos tres meses. Es una auténtica exquisitez.
Hay variedad también de otras facetas en diversos momentos del disco. Componentes robóticos en «Torsión (Parte II)» o «Botón claustrado al odio» o argumentos más que válidos fuera de la estricta electrónica. Si alguien veía, por ejemplo, al grupo vasco únicamente como un grupo techno, valdría la pena reparar en «Merril, Alan & Jim«, en referencia a Peaches, Alan Vega de Suicide y Jim Osteberg (Iggy Pop). Ina nos ilustra de que la canción contiene numerosos guiños para los seguidores de estos tres artistas.
«Zückerwolke» o nube de azúcar en alemán, es un hipnótico viaje por burbujas en el que utilizan una guitarra acústica, inédita en la discografía de Munlet, pero que le aporta un aroma personalísimo entre tanto alarde tecnológico. El tema llevaba en el zurrón del grupo desde hace años, pero aquí emplazado resulta el previo ideal al final, a modo casi sinfónico, que representa la ecléctica y densa «Extinción«. Una oda final que se va casi a los seis minutos de duración total, con aplausos humanos incluidos.
El disco, en su versión de vinilo, responde al esfuerzo de tres sellos, Bi Batean Diskak, Ghost Highway y Screaminguy! Esta última compañía, junto a Rumble, se encargaría de la edición en CD. Como extras, versión de The Damned («Machine gun etiquette«) y sus amigos Nuevo Catecismo Católico («Dead finks«).
Trabajo que debería de ser un refrendo para sus seguidores de siempre y un reclamo para los amantes de las vertientes más oscuras y tonos industriales. Vamos, un nuevo paso adelante de Munlet.