Ya sé que la música disco de los 70 anda actualmente con sus acciones muy devaluadas; sin embargo, ésta es una de las obras maestras del género y, desde luego, lo mejor firmado por un grupo español de la especialidad, aunque, ya ha quedado dicho, poco de español salvo el nombre de las dos principales intérpretes, tiene esto. El presente LP aceleró su salida a la venta dado el éxito cósmico que estaba alcanzado el sencillo “Yes Sir, I can Boogie” (RCA, 1977). El formato long play nos sirve para adentrarnos en las entrañas de cualquier grupo y encontrar registros ocultos en sus sencillos, especialmente cuando se trata de una música urgente y de rápido consumo.
“Love you still I die” es una muestra de buen sonido de grabación al servicio de cantantes limitadas. Un tema lento y sugerente de lo más sensual y melodía muy agradable. Por los mismos caminos transita “Feel me”.
Ante estas suavidades se antepone la bravía “Granada” del maestro mexicano Agustín Lara. No pasa de ser una concesión a la supuesta españolidad del dúo, que tanto atraía a escandinavos y teutones. Los arreglos de Soja, casi siempre interesantes, no pasan aquí de discretos y se limitan a llenar el espacio sonoro de violines y trompeteos.
En “Gimme more” Mayte y María nos proponen un sensual jugueteo sonoro cargado de insinuaciones y guiños vocales en que no se cansan de pedir al oyente, más y mucho más. El mismo carácter viene compartido por “Koochie-koo” que en algunos países fue publicado como cara A de single con notables ventas. Son las Baccara en estado puro con unos arreglos muy cercanos a los de “Yes Sir, I can Boogie”. Una de las mejores piezas de estilo de toda la carrera de esta pareja que pronto se rompería, pero que en esos momentos estaban devorando Europa hasta los huesos.
La canción más seria del disco es la versión de “Can’t help falling in love”, una balada compuesta en 1961 para Elvis Presley. Aquí nuestras dos chicas no tienen que otra que tirar de recursos vocales y cantar con solvencia y sin brillantez esta exigente plegaria de amor. “Number one” nos acerca a una balada con ciertos aires pop y estribillo atractivo. “Don’t play me a sympnony” bebe en aguas hispanas y es otra de las buenas canciones de este disco.
Si en “Granada” los elementos hispanos se tratan con desmesura, aquí se impone la delicadeza y un cierto aire country representado en las breves apariciones de la guitarra solista.
Dejo para el final la canción principal del disco, que estaba llamada a convertirse en el segundo gran éxito de Baccara y alcanzar de nuevo cifras de ventas estratosféricas. Pensemos que muchas de las grandes figuras de la música española no vendieron en toda su vida tanto -sumando todos sus discos- como Baccara hicieron con uno solo de los suyos, si bien esas ventas en un 95 % o más se registraron fuera de España. El tema en cuestión es “Sorry I’m a lady” y se trata seguramente de lo mejor del dúo en su historia. Parecida a otros temas suyos, se inicia con un pícaro recitado que da paso a una estrofa inicial en la que lucen toda su dicción sensual y se abre como un pavo real en un estribillo hiperpegadizo y marchoso.