Se ha pretendido ver este álbum como un peaje obligado que Luis Eduardo hubo de pagar a Ariola por permitirle publicar su Trilogía de Canciones de Amor y Muerte. No obstante, no siempre, ni siquiera Luis Eduardo, estaba obligado a ser trascendente y por otra parte, la ironía es una de las constantes de la obra de este cantautor. Un LP para nada menor que pasa revista a todos los modos y modas sociales de su época, no muy distinta a la actual. Un ejercicio cachondo-vocal como el propio autor lo definió en alguna ocasión.
El LP se inicia con la divertidísima “Viva el rock, el beat, el soul, el pop y lo demás” en la que pone en solfa la basura musical de la época y de paso a los locutores y periodistas musicales del momento…y de todos los momentos. Un largo tema con coros tabernarios, ritmos tópicamente modernos y una voz derrochando cachondeo. Y la segunda pista es la continuación del mismo tema, que en esta ocasión ya es comentada por un programa de radio. Además, ya nos enteramos de qué es lo demás del título anterior: pasodoble torero, copla, canción religiosa y, en fin, esto es España, señores.
Y por esos derroteros transita todo el disco, cercano a la amplia colaboración de Aute en “Forgesound” (Ariola, 1976) y para el único LP del grupo Desde Santurce a Bilbao Blues Band.
La tercera pista hace un estudio de lo que es un fantasma en sus dos vertientes principales: el hijo de rico que corre en un Porsche, no da ni palo y tiene una novia bombón. El segundo es un erudito que dice ser un mártir de la incomprensión, un cultureta siempre crítico con todos los demás.
No queda títere con cabeza y todos reciben su ración: los viejos sinvergüenzas ligones, los políticos siempre parcheando malamente la realidad a ritmo de chotis, esos mismos políticos que gastan saliva mientras se forran, los yanquis a ritmo de rock a los que nadie quiere ver ni en fotografía, la floreada burguesía con el corolario de los dos últimos temas: “Grano de pus” con el que se identifica el propio cantautor y también todos los oyentes. Termina con “Made in spain” una breve canción que pasa revista a la vida nacional desde el primer verso: “porque somos unos moros, made in Sàin, nos gustan mucho los toros, made in Spain; tu piso estará pagado cuando tú estés enterrado, made in Spain”.
Con todo, la canción más escuchada de este disco fue el “Adiós Inés de Ulloa”, que se extrajo en single y que glosa y se mofa a un tiempo de la Revolución de los Claveles, que liberó Portugal de la dictadura. Una melodía pegadiza y aquel inolvidable: “Adiós Inés de Ulloa, me voy para Lisboa, me apunto de soldao en la revoluçao”… “Tas pasao, ten cuidao, que Lisboa es un cacao, ten cuidao, coraçao, no te corten el riau riau”.