B-Map 1917 + 100

B-Map 1917 + 100

Disco que surge de la colaboración de Fermín Muguruza con el dúo The Suicide of the Western Culture (Miquel Martínez y Juanjo Fernández) aprovechando el parón en el trabajo que estaba realizando el vasco en Barcelona para elaborar la banda sonora «Black is Beltza» (Talka / Elkar, 2018) junto a Raül Refree. Este último tiene compromisos en algunos directos con Rosalía y Fermín queda momentáneamente desocupado. Pero claro, no es la desocupación, un estado termodinámico estable para el de Irún, que no tarda en iniciar un nuevo proyecto con el dúo de electrónica en el mismo local, el centro Fabra i Coats de Barcelona, en el que había estado ocupado con Refree.

Semejantes premisas podrían hacer pensar que el proyecto nacía marcado por la improvisación y una falta de motivación razonada. Sin embargo, el resultado logrado muestra bien a las claras lo erróneo de semejantes prejuicios.

Toma Fermín Muguruza como base sobre la que cimentar el trabajo con el dúo catalán el material que tenía recopilado una vez que tuvo que impartir una charla sobre ciudades cuyo nombre empezase por la B. A ello añadió el homenaje al centenario de la Revolución Rusa ese año. El arrope de la electrónica de sus compañeros de viaje y la adaptación sonora de cada uno de los temas a las ciudades en cuestión y problemática diversa asociada a ellas completaron la fórmula.

Conviene indicar, quizás más que nunca, que el disco merece el aporte que proporcionan desde el plano audiovisual, los videoclips que Kill The TV preparó de muchos de sus temas. Más que recomendables.

Tiene este B-Map 1917 + 100 en su arranque, la irresistible «Berlín – Ulrike Meinhof», un punto desequilibrante. La canción es espectacular, brillante, y con la paradoja de su punto jovial a pesar de estar refiriéndose a la inactividad propia de un cementerio de una sociedad que no reacciona ni con las voces ni la acción de personajes como la activista Ulrike Meinhof, de la que se incluye material sonoro extraído de una entrevista que, sencillamente, pone los pelos de punta. Electrónica acertadísima que empasta a las mil maravillas con la voz de Fermín haciendo que no haya manera de sacártela de la cabeza una vez que se instala ahí al escucharla.

El resto viene servido de manera mucho más cruda, con detalles de electrónica más arisca y cortante. Veásea como ejemplo «Baton Rouge – Black is beltza» que resulta asfixiante y claustrofóbica, con los gritos desesperados al contemplar a los antidisturbios de una de las manifestantes de las protestas de la población civil acontecidas bajo el lema Black Lives Matters o la imagen y recuerdo a la actitud de Ieshia Evans.

En la misma línea de recuperación de figuras emblemáticas, «Belfast – Zuhaitzak» tiene en las cuñas incluidas, la imagen presente de Bobby Sands, militante del I.R.A. que murió con veinte y pocos años en prisión tras una huelga de hambre con la que pedía un trato de prisioneros políticos a los encarcelados irlandeses de dicha organización.

Se suceden los ritmos y secuencias perfectamente justificadas con las realidades que describe cada canción: percusiones a modo de ritmo africano de «Brazzaville – Egun on Kinshasa», repeticiones obsesivas en «Beirut – Never dies», los golpes de la pelota contra el frontón equiparados a los de las balas en la dictadura de desaparecidos argentina paea «Buenos Aires – Gernika jai alai».

La inclusión de elementos étnicos o propios de la geografía correspondiente se repite en varias ocasiones, dinamizando así la sensación física de viaje. En «Belgrad – Hiri zuria» se complementan éstas con las menciones a la visita de la tumba del mariscal Tito o a la rapera local Mimi Mercedez.

El tema «Bogotá – Dantza pauso bat» sale del aprovechamiento de una maqueta preparada años antes con Karlos Osinaga -Txap- en su estudio Bonberenea aprovechando unos versos de Pessoa en los que se sugiría hacer un paso de danza de cada caída, haciendo referencia «a esos momentos de desasosiego, en los que estás al borde del precipicio, y caes». Cuando tiempo después se embarca en este viaje geográfico de la letra B considera que la idea central del poema se ajusta adecuadamente a la situación que se vivía por entonces en Colombia tras los acuerdos de paz firmados por el gobierno y las milicias de las FARC. En su versión para incluir en este disco queda condimentada con electrónica casi de tipo industrial.

El final de este periplo es ya en la Península Ibérica, con «Barcelona – Sant Andreu», con mención especial al distrito de la Ciudad Condal en el que se alojaba el músico por entonces y electrónica sugerente y, para terminar, «Bilbao – Manifestazioa» donde se recuerda los conciertos de Negu Gorriak enfrente de la prisión de Herrera de la Mancha (Manzanares, Ciudad Real) y se pide explícitamente que vuelvan los presos a casa.

Como viene siendo habitual en los trabajos de su discografía tanto diseño como edición son de sobresaliente. No se resulta exagerado además decir que el disco contiene algunos de los mejores momentos de su repertorio.

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Tracklist:

  1. Berlin - Urike Meinhof
  2. Beirut - Never dies
  3. Brazzaville - Egun on Kinshasa
  4. Belfast - Zuhaitzak
  5. Belgrad - Hiri zuria
  6. Bogotá - Dantza pauso bat
  7. Baton Rouge - Black is beltza
  8. Buenos Aires - Gernika jai alai
  9. Barcelona - Sant Andreu
  10. Bilbao - Manifestazioa

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