Si hasta ahora las caras A eran para Juan Pardo y las B para Camilo Blanes, en este disco la tendencia se da la vuelta y lo hace justo al revés.
Camilo Sesto tuvo muchas novias. La primera conocida fue Roseta Arbex, hermana de su amigo Fernando, el de Los Brincos. A ella le compone esta canción cristalina, desenfadada y juvenil. Un amor casi de chavales que dio en el clavo, con la que Camilo demostró que podía hacer y decir canciones de pop ligero rayando en la pachanga y que las podía hacer y decir muy bien. La canción se coló con decisión en el top 10 y se escuchó muchísimo en las emisoras españolas. Y como nos gusta llamar la atención sobre algún detalle comúnmente obviado, presten atención a cómo la línea de bajo mueve el tema.
«Mendigo de amor» estaba llamada a ser la canción principal, pero su flojo comportamiento en el Festival del Atlántico en Puerto de la Cruz, en la que ocupó una de las últimas plazas de finalista, la relegó a la cara B. Una balada semirecitada compuesta por Juan Pardo con una letra muy suya y una música muy floja y previsible. En descargo de Camilo hay que decir que la canción la había escrito Juan Pardo para ser defendida por un tal Andy Silver, que se rajó y tuvo que echar mano de Camilo para sacar aquel embolado adelante.