El debut de los malagueños Kermit es un órdago a la grande, se antoja complicado en estos tiempos coger el camino de Pink Floyd o Mogwai; pasar de la cancioncilla facilona al post rock o al jazz; o del garabato a la pintura al óleo.
El disco entero es un desafío permanente al oyente; el cuarteto lleva la composición musical y la búsqueda de sensaciones casi hasta el paroxismo, melodías que buscan la cuadratura del círculo en un estanque vacío; apoyadas por texturas que casi hacen las canciones corpóreas.
En este monumento rítmico, el entramado de membranas sensitivas a veces parece querer mostrarnos nuevos caminos, nuevas formas de escuchar música; todo ello a la vez sin esconder sus clarísimas influencias: por ejemplo en “Aicnelav” nos evoca la embrionaria "21st Century schizoid man" de Robert Fripp y sus King Crimson, en otros momentos parece que son los Radiohead los que toman el testigo.
Imprescindible si se quiere tener un viaje iniciático sin precedentes, once canciones a las que no les sobra ni les falta nada. Puro oficio.