Tras varios años viendo cómo su proyecto era rechazado en cada una de las casas disqueras donde lo mostraba, al fin, en 1991, Chimo Bayo consigue editar su primer trabajo, provocando, imagino, más de un tirón de pelos entre aquellos que creían que aquel chiquitán con aquella base techno no pegaba en absoluto: maxisingle más vendido en la historia de España en el momento.
Incrédulos ante aquella locura colectiva que se estaba desatando, nuestros mayores se preguntaban qué tenía de extraordinario aquella canción tan hortera cuyo estribillo, inspirado en la película de Disney “Chitty Chitty Bang Bang” (1968) de Ken Hughes, estaba pegando tan fuerte en todos los rincones del planeta.
A decir verdad, moda o fenómeno sociológico digno de estudio -que no me corresponde-, el “Así me gusta a mí” se encuentra entre ese puñado de canciones que trascienden a más de una generación. De hermanos mayores a hermanos pequeños, es difícil haber sido capaz de encontrar una burbuja en la que haberse aislado por completo hasta el punto de no haber oído nunca este su primer uh-ah! (por no hablar de la cantidad de referencias que ha tenido desde su creación en diferentes medios, siendo el televisivo donde mayor repercusión ha alcanzado).
Lo cierto es que, bajo estas letras de ambigüedad explícita, se encuentra un ritmo techno bastante más que conseguido hasta entonces desconocido en la producción nacional, mérito de German Bou Viguer, productor de otros tantos hits de la época como los sucesivos de Chimo Bayo, o el «Espiral», de Dune. Basta con escuchar la versión instrumental para darse cuenta de que lo que mucha gente puede sistemáticamente desdeñar, no dista tanto del trabajo de otros artistas foráneos de la época de mucha mayor reputación. Quizás por ello, Chimo Bayo siempre fué más valorado y reconocido fuera de nuestras fronteras, donde el peso de las «letras» era nimio.
Pero con ellas, exportando una cutrez patria característica que de vez en cuando asoma haciendo acto de presencia (me atrevo a decir que tan sólo “La Macarena” de Los del Río ha conseguido superar dicho furor), con su Side SI y su Side NO a cuestas, se presentan cuatro versiones de entre las cuales se encuentra la Hiperdancer, que no esconde bajo este grandilocuente apelativo más que la versión que todo el mundo conoce.
Mención especial a la versión a cappella, donde uno no sabe realmente si esto es una tomadura de pelo propia del mayor de los caraduras o una obra de arte moderno incomprendida.