En el verano de 2013, el trío entra en el Magazine club, de Valencia, a las órdenes de Pepo New Rockers y, en dos días, el 8 y el 9 de julio, registra el que va a ser su debut en larga duración.
En esta ocasión, grabado deprisa pero no mal, expresión que sirve también para describir la forma en la que están tocados los instrumentos, se han cuidado bastante los detalles. El sonido, dentro de su orientación garajera, es mucho más claro y nítido que su predecesor, y la edición, tanto en vinilo como en compacto, presenta un diseño realmente cuidado.
En cuanto al contenido, es decir, las canciones, que es lo realmente importante, se trata de doce temas tocados con soltura y contundencia y cantados con convicción y furia por la potente voz de D. Rogelio J. Se trata de un repaso por la práctica totalidad de los palos que, felizmente, componen este invento llamado rock and roll, de vocación, eso sí, oscura y subterránea, tanto en letras (cortas, contundentes), como en ritmos, algunos claramente años 50, como «100% pagano«, «Tranquilo Rogelio» que traen ritmos rockabilly, o la balada «Amor Gitano«, otros más surferos, como los «Asuntos del pantano«, toques country como en «Ambición» o en «Oh Mamá!» , y algo de blues («Imagen de extrarradio«) ecos de garaje beat («Ramona«, «Lady Basura«) o del rock más contundente y bailón («Sexo«, «La cruz del violador«) y la, para mí, estrella, la aproximación al rock instrumental y a los ritmos tribales y terroríficos en «El conde de Waldemar«, el tema dedicado al gran Paul Naschy.
En definitiva, rock de alma primitiva y cuerpo ruidoso y eléctrico, tocado con actitud punk, que da vida a textos cortos y contundentes que podrían estar mejor acompasados con la música (como es sabido, el castellano no es lengua de encaje especialmente fácil en el rock and roll, por lo que se toman una gran libertad en los acentos de muchas palabras para encajar las rimas; cosa que, seguro, cambiará cuando adquieran una mayor experiencia) pero que cumplen su función de divertir y hacer bailar a todo aquel que se acerque a escucharlo. Y eso, la verdad, no es poco.