Arrebato

Arrebato

Algo debió de ver Patrick J. Boissel, uno de los responsables de Wilde Records, para confiar de manera tan decidida en Claustrofobia. El excomponente de Ultimo Resorte durante una etapa corta y reciclado a otros sonidos completamente diferentes por entonces, les ofreció participar en el recopilatorio “Barcelona Ciudad Abierta” (Wilde Records, 1986) tras escuchar alguna de sus canciones. No sólo eso, sino que los eligió como uno de los grupos que incluía aquel disco para editar un sencillo promocional y para actuar en directo en las presentaciones del mismo y, además, les brindó la oportunidad del debut en vinilo.

El disco está lleno de la alegría electrónica del tecno pop de la época, apuntando a diferentes direcciones. Así cuenta con la componente afterpunk a juego con los tonos oscuros imperantes entonces en una más que sobresaliente “Sombras en la alcoba”, pero igualmente se acerca a la propuesta sonora de Alphaville o Golpes Bajos. “Sueños de donna”, por ejemplo, tiene mucho de los primeros en el arranque intrigante y tenebroso que mantiene casi hasta el final y en las cuestiones de amores en Berlín que canta la letra. Por las mismas, la historia que se narra tiene mucho de los abandonos y soledades que cantaban los de Coppini y Cardalda en, por ejemplo, “Hansel y Gratel”.

Pero probablemente donde más estén mostrando el caudal sonoro que vendría luego es en “Amor sensible”. Cierto es que tiene las mismas programaciones, percusiones sintetizadas y demás como el resto, pero indica ya el oscuro placer que les provoca las ambientaciones orientales, de haren, de recogimiento amenazante como el que encontraban Los Iniciados en el mundo esotérico egipcio.

Con “Rapsodia bajo el Volga” cambian radicalmente de tercio, pasando a un directo presentado por el periodista Javier Sardá que grabó March Roch con un cuatro pistas en una actuación en la sala Metro de Barcelona. Conservan en la misma los insultos que aparentemente les dedicaba la audiencia allí congregada en lo que ellos acometían un lúgubre y concienzudamente lento lamento con escenario fluvial ruso. Desnudos de cualquier ingeniería tecnológica, la banda se apoya en la profunda voz de Pedro, su cantante.

De rapsodia a tango, el que dedican a la nostalgia parisina a orillas del Sena, que contiene elementos y tecnologías que suenan crudas, como las que gestiona Juan Verdera para los discos pochos de Derribos Arias. Aquí, la intención no es la de aberrar y divertir, sino la de conferir el marco y apoyo al drama de la voz principal. Los ligeros aires de suave dub son los que parecen justificar alusiones puntuales a la Babilonia rasta.

Decían querer, sobre todo, interpretar boleros en vez de unirse a las huestes góticas. La gran aportación de Claustrofobia es la de hacerlo de la manera en la que suenan en “Lágrimas por un bolero”: cajas de ritmo, sintetizadores, un punto tenebroso…

Contaban que la composición mixta entre grabaciones de estudio y directo fue debida principalmente a la falta de presupuesto con la que se vieron obligados a trabajar. El sello aportó lo suficiente para preparar sólo unos pocos temas, y el grupo decidió completar el resto con tomas en directo, una asignatura que, por otro lado, no se les dio nunca mal. De hecho, para la grabación de los cortes de la primera parte estuvieron en dos estudios diferentes: Los Tramontana trabajando con José Romance (para “Amor sensible”) y los Estudios Gema con Joan Sirvent al mando de las cuestiones técnicas (para el resto).

El disco es, a mi juicio, muy bueno, probablemente de lo mejor de su trayectoria. Aceptados los posibles excesos del tecno rudimentario de entonces, muestra a un grupo con ganas de romper moldes, utilizando sí la tecnología del momento, pero una sensibilidad especial en el tratamiento de voces y atmósferas.

Grupo:

  “Recuerdo una vez en Lleida, un...

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Tracklist:

  1. La espía que me amó
  2. Sueños de donna
  3. Sombras en la alcoba
  4. Amor sensible
  5. Rapsodia bajo el Volga
  6. Paris nostalgic (Tango)
  7. Lágrimas por un bolero

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