Tras el irregular «Tercer Asalto» (DRO, 1991) la banda gallega afronta un cambio de estilo que sería crucial en su andadura, aunando su descaro en las rimas y sus espinosos textos con sonidos metaleros. El resultado fue este álbum, el punto de inflexión que necesitaba su carrera.
Porque incluso en el mismo inicio la enérgica “Condición de defensa” la declaración de intenciones es clara: un riff que recuerda al «Thunderstuck» de AC/DC y un desarrollo que evoca los mejores tiempos de Guns & Roses. Le sigue “Acción mutante”, que toma su nombre de la película homónima de Álex de la Iglesia, y los vaivenes de “Juguemos con objetos punzantes”.
Tras una estúpida “Tú sí que eres tontorrón” le siguen los apuntes punk de la secuencia de acordes que preceden al estribillo de “Sigo siendo heterosexual”, Def Con Dos se anotan un tanto tirando de un humor muy afilado: “Sueño con Mel Gibson recogiendo un duro / y con diez luchadores de sumo desnudos. / En las cuatro esquinitas que tiene mi cama / tengo cuatro chaperos montando guardia. / Pero a pesar de todo sigo siendo heterosexual”.
“Ciudadano Terrorista” invita a la revolución, buscando la complicidad de los anarquistas de escaparate, BMW y Visa Oro mientras que “Duro y a la encía” es otro episodio vergonzoso hip hopero sin ningún tipo de contenido, en el que ni siquiera se han molestado en añadir una instrumentación medianamente rutinaria.
Algo sosa entre una telaraña de distorsiones llega “Magnicidio”, con mejores intenciones que ejecución, ya que pese a la falsa pose de anarquismo kalimotxero, las referencias le dan empaque a la canción: “Si caen dos de la misma familia / puntúas el doble y ganas la partida / Indira Ghandi y su hijo Rajib / no pagaban la escolta y tuvieron que morir. / Si tienes a Dios de tu lado / saldrás ileso de cualquier atentado. / Mira el Papa ya van dos veces / y sigue repartiendo panes y peces”.
Más ingeniosa es la letra de “Errores Médicos I”, tan sólo con el riff principal de «Aqualung» (DCC, 1971) de Jethro Tull, una tímida guitarra y una batería como instrumentación de una canción con enorme carga crítica: “Por falta de memoria y no de interés / se dejaron en mi tripa un tablero de ajedrez”.
Le sigue un brutal cambio de tercio, “Los reyes son los padres”; un tema entre el disco y el funk que describe con crudeza la realidad de las navidades marginales y “Errores médicos II”, en la línea de la primera parte. Continúa con uno de los mayores éxitos de la banda: “Tuno muerto el tuno muerto” consiguió calar su mensaje entre los universitarios españoles que encontraron un eslogan para expresar su aversión por estas agrupaciones universitarias.
“Toponoto blues” cuenta con todos los ingredientes que caracterizan a una canción de DCD: letra puntillosa (cuenta la historia de un misionero que acaba mal), guitarras, rapeos y samples, por cierto especialmente divertidos en esta ocasión, al principio se distingue la voz de Axl Rose al final del «Don’t cry» de Guns & Roses; para cerrar tenemos otra llamativa y supuestamente revolucionaria declaración de intenciones en “Mineros locos (armas pal pueblo)”, que ciertamente no es particularmente brillante, pero que queda cañera y bien resuelta.
Debemos admitir que no es el mejor disco de la banda, pero que también es importante en su trayectoria, los gallegos encuentran en el metaluna vía de escape a una forma de trabajar que se les estaba enquistando, y en este disco encuentran es escalón en el que apoyarse para llegar a «Alzheimer» (DRO, 1995) y «Ultranemia» (DRO, 1996), y así tocar su techo creativo.