Francisco Heredero vuelve en 1969 a grabar en solitario y lo hace con un buen tema comercial con influencias soul. “Arena dorada” es una buena canción envuelta en vientos y un acompañamiento que lo empuja con eficacia y su estribillo que repite hasta la saciedad el título, es pegadizo. Pero una discográfica que no cubría eficazmente todo el territorio nacional impide hasta cierto punto que se convirtiese en un gran éxito. Con todo es un buen single dentro de las pautas más comerciales, que nos recuerda bastante a lo que en esos últimos años de la década hacía Bruno Lomas.
Dentro de los límites de una discográfica que no era de las más fuertes, se vendió bien y se escuchó bastante en las emisoras de radio y en las incipientes discotecas veraniegas.
Seguramente podría haber grabado más, pero era obvio que su carrera tocaba a su fin. Aún actúo hasta el verano de 1972 en la costa catalana, pero ya no realizó más grabaciones e hizo bien porque se fue del mundo del disco dejando buen sabor de boca y sin estirar en exceso su carrera.