Probablemente fue el disco más vendido de Los Gratsons, siempre dentro de unos números modestos. Esto fue debido a la fama de su canción principal y de sus creadores, The Beatles, en el momento inicial de su gloria.
La cara B desmerece un tanto, aunque hay que apuntar que es una verdadera versión; es decir, que difiere notablemente de la original de Charles Aznavour.