Apátridas

Apátridas

Tras una auténtica eternidad sin noticias suyas en disco (el último fue aquel directo «Serenata para Antro y Chusma (Opus X)» (Los Ochenta Pasan Factura / El Hombre Bala, 2010) siete años atrás), Guerrilla Urbana graban nuevo material en marzo de 2018 en los estudios Arena Digital de Tenerife. De los detalles técnicos se encargó Manuel Lorente Rodríguez, de las mezclas Juan Carlos Hernández Díaz y de la masterización (en julio de ese mismo año), Miguel A. González en los estudios Black Box Mastering situados en Sevilla.

Todo este tiempo que se ha tomado la mítica banda canaria parece haber sido empleado en dotar a su música de las maneras de una especie de ópera rock. Al menos en su comienzo y final suena efectivamente a trabajo de madurez que arranca con la épica de la intro del tema que da título al disco y que termina con la solemnidad de «Lamento amazigh«. Si comienzan con el primero declarando su condición libre de reyes, leyes y dioses, terminan, con el último, poniendo los pelos de punta con un canto indígena musicado como si de los Parásitos en su versión más solemne se tratara. Compuesto con exquisito cuidado, no ya sólo en lo musical, la letra viene plagada de términos en dialecto amazigh canario con explicaciones y pies de página. «Cuando nuestra estirpe olvide nuestra lengua ya no existiremos, vagaremos sobre la tierra sin saber qué somos. No quiero vivir para verlo«.

Las mismas ganas de trascendencia destilan con «La sal de la tierra«, una loa a todas las revolucionarias y en «No hay resurrección», a la que uno parece asociar la fotografía (sobrecogedora) de la portada: los restos incrustados en el lodo de su letra corresponden bien con el cuerpo medio insertado en la pared de barro y adobe en actitud de desesperación sumisa.

Rock denso, punk lento y comedido, con vueltas y revueltas pero con un sonido que pasa perfectamente como el mejor que han tenido jamás los tinerfeños. En el caso de «Gaudeamus Igitur«, su personal revisión del himno universitario, cita obligada por otro lado, con el apartado anti-académico que para con La Laguna han tenido desde los tiempos de Escorbuto Crónico, hacen que el riff del comienzo suene al «Pretty vacant» de los Sex Pistols.

En el capítulo de las letras mantienen la apuesta en la prosa rebuscada, ácida y despiadada de Zurda, su guitarrista, que arremete contra lo más rancio de la geografía social: Iglesia, ricos, policía, carne de gimnasio y hasta de personajes rurales concretos. Es en estos momentos cuando, decantándose por la vena sarcástica, se relaja un poco la solemnidad y la crítica burlona se acompaña con un aire algo más festivo en lo musical.

Destaca «Narcótica» por lo lograda de la letra mezclando cuentos infantiles, recetas de brujas y el mundo de drogas y alucinógenos. Lo arropan unas guitarras poderosas. Guerrilla Urbana sonando decididamente como nunca.

Pequeño libreto interior con letras y un espacio reservado para cada uno de los componentes, que exponen su mensaje y dedicatoria personalizada junto a su fotografía. Mientras que el resto ha decidido aparecer asiendo la maza con la que salen en la contraportada (capa y máscara antigas incluidas) o, en el caso de Zurda, con una espada, Chiru se agarra a su bajo como única arma.

Suma y sigue de los de La Laguna.

Grupo:

Quizás una de las bandas más longevas...

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Tracklist:

  1. Apátridas
  2. Narcótica
  3. Cave canem
  4. Repostería mariana
  5. Gervasio va al gimnasio
  6. No hay resurreción
  7. La sal de la tierra
  8. Gente VIP
  9. Carnebulto
  10. Balada de Alberto el Medallas
  11. Guadeamus igitur
  12. Lamento amazigh

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