Sencillo compartido por dos propuestas singulares, la de Ángel y Cristo y la de Las Jennys de Arroyoculebro. Editado casi desde la autogestión del «yo me lo guiso y yo me lo como» (Froilán Records, uno de los dos sellos responsables de ponerlo en la calle, lo forman componentes de ambos grupos) de dos bandas ciertamente inclasificables, el disco logra situarlas en el firmamento discográfico. Lo acompañan con diseño gráfico de portada que combina el aspecto circense del nombre de unos y el de «jenny» peligrosa y de armas tomar de las otras. Para la contraportada, carteles en encrucijada de caminos con la opción de una u otra banda.
Si hubiera que acercar las canciones de Ángel y Cristo a un universo musical similar, elegiría casi sin dudar a Patrullero Mancuso. No tanto por los contenidos sino por las maneras y formas, que van desde los artificios planeadores de «El hombre invisible» (probablemente para darle un halo de misterio al modo ciencia ficción) hasta el punto de psychobilly rupestre de «Surferos del Tajo«.
Cierran su contribución con un alegato dirigido al cuñado, con el que se acostó la hermana y al que se le acabó la juerga con la nueva suegra. Descacharrante, con voces y coros crudos y sin tratar viene a ser el mejor colofón posible a una grabación que dicen realizada «por un perro con un móvil». El máster, eso sí, fue cosa de Holy Tubes Recordings.
Las Jennys de Arroyoculebro grabaron y mezclaron en los Quadraphonic Studios de León el 11 de mayo de 2014, tras haber tocado en la sala Valentinos de dicha localidad. Quien estuvo al cargo de las cuestiones técnicas de grabación y posterior masterización fue Jorge Colldan.
Tienen sus canciones un órgano infeccioso que le aporta ese punto fuzz que acompañan con voces y coros sin pulir, hirientes, y una guitarra sucia que enfanga todo al mejor modo canalla. Historias de amor y odio con Bartolo, infecciones y amenazas a lo «Bailaré sobre tu tumba» para que te quede claro que tratas con una perturbada. Gamberras e irreverentes Las Jennys son de las que meten miedo.