En 2012, Paloma San Basilio da la sorpresa y se deja caer con un álbum, digamos, diferente; este «Amolap» (EMI, 2012). Tras unos discos de orientación más bien íntima –«Escorpio» (Sony, 2001), «Invierno Sur» (EMI / Odeón, 2007)-, en este trabajo, producido y dirigido por su hija Ivana, conocida artísticamente como Shalee -ya grabó junto a ella una canción en «Perlas» (EMI / Odeón, 1999)-, la diva nos presenta una selección de canciones de corte electrónico e imagen moderna; nada de «pun-cha-pun-cha», que quede claro. A menudo Paloma se ha descolgado de lo previsible y ha dado muestras de sus amplias posibilidades y diversidad estilística -extensas, sin duda-, por lo que, en principio, un nuevo giro de tuerca no debería sorprender demasiado; sin embargo, muchos elementos -la mayoría, eso sí, circunstanciales- convergen aquí para que este álbum resulte, cuando menos, inesperado.
De las diez canciones que integran el CD, seis corresponden a nuevas re-grabaciones de pretéritos temas del repertorio de Paloma San Basilio, mientras que las otras cuatro son nuevas composiciones, estando además dos de ellas interpretadas en inglés: «Love makes my world go round«, que sirvió de adelanto promocional del álbum, y «Shine«. Esto le hace pensar a uno si no hubiese sido más apropiado, tal vez, limitarse a editar un sencillo EP con estas nuevas canciones, por qué andar toqueteando los viejos éxitos… A priori, en esto descubrimos buenos rasgos de la cantante, en combo con su hija o no: su falta de miedo, su decisión por escapar de estereotipos e incluso ser capaz de no tomarse excesivamente en serio. Aunque también es cierto que hay algo de morbo, frivolidad y capricho en esto de re-visitar y rehacer los éxitos de uno a través de remezclas, regrabaciones, duetos, etc. Tenemos miles de ejemplos, aquí y en el extranjero.
Pero las obras no viven de sus buenas intenciones, sino de sus resultados. Y, francamente, aquí hay cierta tendencia a la cacharrada. Es cierto también que los acabados son dispares entre las canciones, siendo más o menos convincentes en unas que en otras. Uno le achaca esto a una producción bienintencionada pero timorata (a pesar de que el concepto y las formas puedan parecer atrevidos) y algo reiterativa en sus recursos, especialmente en un error flagrante que recorre el álbum por completo: el abuso de filtros en el tratamiento de la voz de Paloma. Es absolutamente innecesario y hasta incongruente, pues, precisamente, uno de los aspectos más característicos de la cantante es su claridad y nitidez; un rasgo que la hace distinta y especial. Aplacar esto es un desacierto por más que ligue con lo descrito en el anterior párrafo.
Así, distingamos los dos grupos de canciones, las nuevas y las ya conocidas. De las primeras, destaca la que abre el álbum, «Yo quiero volar», que nos descubre el nuevo escenario sin sobresaltos y sirve de perfecta introducción. A pesar de que «Love makes my world go round» fue la primera pieza que conocimos de «Amolap», y aunque buena, se queda a medio gas; despuntaría si buscase más una resolución dance, pero no llega a tal punto. Del segundo grupo mencionado, las conocidas, y ahorrándonos la extrañeza que pueda ocasionar su re-descubrimiento con sus nuevos trajes, tanto «Vida» como «¿Por qué me abandonaste?» sobresalen de entre las demás. A destacar esta última, pues vio la luz en un álbum de intenciones similares a esta, e igualmente un tanto desafortunado. Mención especial, ya habrán leído u oído por allí o por allá, a «Juntos«, que sólo se me ocurre describir como curiosa. Precisamente, las dos intervenciones masculinas del álbum, la de aquí y el rapeo en «Beso a beso» sobran más que la espuma del puchero. «Luna de miel» queda completamente destrozada.
En conclusión, un álbum atrevido y valiente, como es esperar de su intérprete, pero que chirría en algunos aspectos y que podía haber llegado a mucho más. Sin embargo, sí que es esa rareza que se nos antojó a todos cuando supimos de él. Además, la belleza intrínseca de muchas de sus viejas canciones brilla independientemente de todos los aditivos que les echen. La buena recepción que «Amolap» ha tenido en las primeras semanas que estuvo en el mercado refleja la curiosidad despertada; bien merecida.