«Alzheimer» (DRO, 1995) es quizá el disco más importante de la carrera de Def Con Dos, a diferentes niveles. Un disco largo, veintidós cortes y de un sonido definitivamente metalero, dejando atrás las simplonas bases de sus primeros trabajos y ahondando en la senda que encontraron en su anterior disco «Armas Pal Pueblo» (DRO, 1994), mezclando sus rapeos hirientes y arriesgados con frenéticas guitarras cargadísimas de distorsión.
Tras la ya clásica entrega del “¿Qué dice la gente?(IV)”, el gancho durísimo y arrollador de “Alzheimer” nos golpea en pleno rostro, su bajo poderoso nos percute las sienes y la letra nos convence de las intenciones del grupo de ser hijoputesco y descarado: ”Pierdes la memoria, olvidas el habla / Si eras un capullo ahora eres una larva”. Siguiéndole una de esas sentencias que casi sin querer se convierten en parte de la iconografía urbana y se cuela en el vocabulario del día a día en ciertos sectores de la juventud; “La culpa de todo la tiene Yoko Ono” se presenta vibrante, sensacionalmente rítmica; y “Dímelo tú” hace referencia al título del disco narrando el discurso de alguien al que están tomando por loco: “Cuéntame otra vez lo de que mi vida / es la secuela de una lobotomía / y que he estado siempre en pijama / dando cabezazos a paredes acolchadas”.
La broma sonora “Zampañampa” parece marcar el cambio de tercio en el disco, abriéndose precisamente la parte más emocionante y divertida. “Pánico a una muerte ridícula” es una especie de crónica negra de sucesos, desde el estribillo que pegó con fuerza en la chavalada: “Electrocutarse al cambiar una bombilla / suicidarse sin mirar la primitiva / ahogarse en la piscina de un barco / desnucarse en la bañera fornicando”; hasta al hombre al que en un campo estando solo le cae precisamente el único rayo que cae, pasando por la roca que aplastó al hombre que fornicaba con una gallina (precisamente recuerdo este caso en las noticias), a pesar de todo el humor negro que desprende la canción, DCD la coronan con una sentencia para crear una filosofía de vida: “Si ves la sombra de la guadaña / arréglate un poco y pon buena cara”.
Tras eso nos vemos arrastrados por el torbellino iracundo de “Mi reino por un poco de caballo” y la ácida “Poco pan” invita a la rebeldía con un toque de mala leche que no puede sino arrancarte una sonrisa: “Aprende a divertirte manteando funcionarios / yendo a los museos a rajar los cuadros / secuestra a algún presentador y haz que se trague su televisor / quémale la bata al señor Decano / y que le corten al torero las orejas y el rabo / reparte jeringuillas en preescolar / y lánzale tomates a su Santidad”; mientras que a ritmo de jazz revisitamos la crueldad de la infancia en “Niño A, niño B”: “¿Quién juega a los médicos con las de parvulario? / ¿Quién pega al gordito cuando sale al patio? / El tormento es lo más divertido / regálale dolor a tu mejor amigo”.
El mundo de la música no está a salvo de los dardos de los gallegos, “Muertos del rock (vol. II)” nace de un fogonazo al más puro estilo «Rose tatoo» y la escatológica “Coprofagia” da al disco otro ingrediente de irreverencia más. Dicha irreverencia sigue plasmada en “Vasos comunicantes”, trituradora sentencia a favor del alcoholismo: “El aguardiente desarrolla las neuronas / más Delirium Tremens y menos diplomas”.
“No me siga, tonto”, que no es sino una continuación de la broma “Tú sí que eres tontorrón” de su anterior disco, marca el inicio de otra etapa del disco más controvertida. “El coche no” es una tema rítmicamente más tranquilo, pero de bastante mala hostia al declarar a un asaltante que puede hacer lo que quiera con su familia pero que por favor no le toque el coche: “No voy a detenerte si azotas a mis hijas / te daré mis ahorros aunque no me los pidas / No voy a disgustarme cuando quemes mi casa / aunque vea a mi familia abrasarse entre las llamas”
“Que te fasgorishen” da una de las notas exóticas del disco, al atreverse a cantarla en gallego, samplean para la ocasión la voz de José Toxeiro cuyo robo que sufrió por parte de dos “prestitutas buscando domicilios” que le “echaron droja en el colacao”; la noticia y los vídeos salieron hasta la saciedad en diversos programas de humor. Tras la broma aparece la polémica “De cacería” que narra como un excombatiente de la guerra de Vietnam entra en un restaurante de comida rápida y descarga su furia contra la sociedad que le ha condenado tomando por Charlies a los indefensos clientes. La canción llamó la atención de propios y extraños, convirtiéndose en uno de los clásicos de la banda, y creándole no pocos detractores, pensando que se ensalzaba la violencia.
Aprovechan DCD el tirón de estar en racha en este disco para sacar “Pégale al ruido ‘95”, que es una revisión de la canción homónima de su primer LP, mejor arreglada y con una presencia definitiva de la guitarra eléctrica en el sonido del grupo que le hace más justicia. Le sigue una académica sucesión de guitarras en “Victoria” a la que igual la letra no acompaña en brillantez, siendo de las más flojas del disco.
“Zampañampa II” da paso a la última parte del disco, que empieza con “Fight for your right (bebe y lucha)”, una estupenda versión de la canción homónima de Beastie Boys a la que cambian la letra para reírse de sí mismos. En “Capitán araña” vuelven a cantar en gallego y para cerrar deciden hacer un guiño a Euskadi con “Garaipena”, versión en Euskera de “Victoria” que no apareció en la primera edición del disco, fue con el tiempo y el éxito con lo que llegó la concesión de la discográfica.
«Alzheimer» es un disco arriesgado, punzante, deslenguado, puñetero, un disco lleno de energía y brutales guitarreos; para muchos (también para mí) la mejor obra de la banda gallega, una buena oportunidad para disfrutar de unos temas metaleros y rejuvenecer quince años de golpe, no se lo pierdan.