La primera canción aparece en la carátula como “All strung aut over you” con evidentes errores ortográficos. Anécdotas aparte, se trata de un disco tan interesante como desconocido. Los Crich se nos presentan como un aguerrido cuarteto blusero cercano a los presupuestos estéticos de Who, Rolling y otras bandas británicas. En un plano estrictamente nacional, decir que se adelantan a propuestas tan novedosas como las de Simún o Cerebrum, por citar dos pioneros del rock progresivo.
En su cara A, hay que destacar las percusiones tribales de Arturo, los punteos que imitan el sonido de la armónica por parte de Gustavo y la voz cazallera de Toni. Un desordenado rhythm and blues que ha sido repescado más de cuarenta años después para alguna antología.
En la cara B otra pieza que surca los mismos mares sonoros. En “I can’t stand it” los coros juegan un papel fundamental y la sombra de sus satánicas majestades vuelve a planear sobre toda la canción, especialmente en el caótico final. Otra gran canción que merece la pena escuchar. Puro garage psicodélico al que contribuye la precaria grabación que en otro estilo hubiese supuesto un hándicap, pero que aquí supone un plus de autenticidad.