Vaya por delante que esta extraña canción nunca me gustó y nunca entendí el por qué de su monumental éxito. Se estructura como una letanía semirrecitada salpicada de aleluyas. El tema va creciendo en intensidad bien calculada hasta el estribillo: «Estas son las cosas que me hacen olvidar este mundo absurdo que no sabe adónde va”. Pero lo cierto es que vendió tanto o más que “Rosas en el Mar” (Novola, 1967), aunque se vio en este aspecto perjudicada por la versión original de su autor, Luis Eduardo Aute. Llegó alguna semana a darse la circunstancia de que ambas versiones ocuparon puestos simultáneamente en el top 10de ventas.
Se comercializó otra edición con una portada distinta.