En los 90 Pablo estuvo más dedicado a su faceta de actor que de cantante. En España, desde luego, se prodigó muy poco en esta, su segunda profesión. En 2003 muy pocos lo recordaban y los que lo hacíamos rondábamos el medio siglo. Así que con poco que perder echa a rodar este CD con nuevos temas y con regrabaciones de alguno anterior con unos arreglos absolutamente distintos.
Entre las diez canciones destaca poderosamente “Mi enigmática tirana” con un ritmo machacón, casi hipnótico, y una buena interpretación vocal que nada tiene que ver con los temas que este hombre nos había cantado veinticinco años antes.
Se nota a gusto a Pablo y a sus músicos, relativamente libres de ataduras comerciales y haciendo lo que les da la gana. El resultado va más allá del simple CD de vuelta para matar el gusanillo, para convertirse en un buen trabajo de arreglos repetitivos no exentos de atractivo.
Tampoco hay que perderse esa inclusión en el blues rock garajero llamada “Llámalo equis”.
No todo es bajo y batería machacones y electrificados. Pablo también nos regala alguna balada marca de la casa, cargándose de cómplice intimidad. “Solo Rocío” es una buena muestra de esto.