"Agila" (DRO, 1996) supone de entrada dos cosas muy importantes en el panorama musical de nuestra música: La consolidación de Extremoduro como un grupo importante y referente de la música rock en nuestro país, servidor recuerda el increíble boom a todos los niveles, como si fuera ayer y eso que ya ha llovido bastante. El segundo punto al que me refería es que la constancia tiene su premio, recordemos que Robe ha tenido que sortear todo tipo de trampas, vivir de la generosidad de los amigos, su carrera le costó su matrimonio, ha sufrido engaños de managers y deserciones con chantaje incluído; pero de alguna manera por fin dio con la tecla (y la compañía por fin confió plenamente en él para producir el disco debidamente) y finalmente, y esto es un dato curioso, consiguió ganar lo suficiente para poder pagar a la compañía lo que debían y sanear el balance del grupo, en números rojos durante muchísimos años. Tengo aún la imagen en mi retina, cuando nos enteramos ese grupo que molaba tanto tenía ya ¡¡seis discos!! Para muchos fue todo un descubrimiento, de repente un grupo que nos gustaba, con el que nos identificábamos y que tiene nada menos que seis discos para disfrutarlos, rápidamente las cintas de cassette pasaron por las aulas de instituto de mano en mano.
Luego están las letras, Robe se sirve de poetas desde desconocidos como Sor Kampana hasta clásicos e inconfudibles como Machado o Miguel Hernández, ayudando a dar empaque al disco, aunque Robe de todas maneras ha madurado, sus letras son menos anárquicas y tienen mucho más atractivo.
El primer corte es la redondísima "Buscando una luna", que luce un aire casi ochentero en su saxo (a cargo de José Sañudo) y que trata el desamor, pero que en su inicio invita a la introspección: "Salgo a pasear por dentro de mí / Vi los paisajes que en un libro de memoria aprendí" . Para luego echar mano de Antonio Machado: "Llanuras bélicas y páramos de asceta / No fue por estos campos el bíblico jardín / Son tierra para el águila un trozo del planeta / Por donde cruza errante la sombra de Caín."
Tras la cruda "Prometeo" con sus guitarras crujientes en la que Robe echa mano de Miguel Hernández: "No me levanto ni me acuesto día / Que malvado cien veces no haya sido".
Empieza la celebradísima "Sucede", otra de esas canciones que se convirtieron en instant classic en la que Robe empieza invocando al Neruda de "Walking Around" ("Sucede que me canso de ser hombre"), para hablar en una canción de gran fuerza y desafiantemente críptica en algunos momentos una vez más de su mundo interior, tanto que se atreve a citar algunas de sus referencias musicales: "¡¡Hey lejos de mí!! / deja que corra el aire no te quemes va a salir el sol / ¡¡Sol!! Déjame en paz / La luna me ilumina en esta ruina entra la claridad / ¿Quién quiere saber? Si estoy quemado / Y escondo un corazón helado y hiela mi ser / No he vuelto a ser el mismo / Desde que se fue Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón / ¡¡Y me siento mejor!! Si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme".
"So payaso" es tal vez la canción más conocida del grupo, la responsable del boom que tuvo el grupo al lanzar el disco, se trata de una canción de amor (una declaración algo particular eso sí), en la que el grupo toma aires de big band en una vorágine de brutales guitarras acompañando a los metales, colaboran con el grupo los granadinos Ratanera; continuando con "El día de la bestia", que fue incluída en la banda sonora de la película homónima de Álex de la Iglesia (primera canción del grupo compuesta por encargo) para seguir con la simpaticota "Tomás", que con un sonido ligero habla del mánager del grupo en tono de broma.
Tras otro grito de independencia en "¡Qué sonrisa tan rara!", con la colaboración de Albert Plá se abre paso con su actitud destroyer Cabezabajo, en la que Robe pone las cartas sobre la mesa construyendo una canción intrincada y llena de cambios de ritmo y estructura, desde los acordes metaleros iniciales al pulso nervioso posterior, pasando por puentes melódicos y evocadores. Robe habla de drogas con toda la claridad de la que dispone: "Probaré la droga una de cada / Y volver fiel a repetir / Pa encontrar la que más me degrada / Y abrazarme a ella hasta morir."
En "Abreme el pecho y registra" vuelven a contar con Ratanera en una canción muy redonda y simétrica, para continuar con "Todos me dicen", empezando con un aire entre de balada de club de carretera y algún detalle de balada heavy (ya saben, esas en las que el grupo suelta en los directos antes de tocarlas “this one is for the ladies”), para transformarse en una espiral a medio camino entre el funk y el rock, con un Robe que habla de la creación y de los enigmas del creador: "Tú te crees que yo me invento de qué color es el viento / Me lo encuentro por la calle siempre para hablar con él / Y hace tiempo que no miento y no pienso volverme atrás / Si no puedo equivocarme ponme riendas y un bozal / Rutina habrá que molestar algún muro habrá que derribar / Locura ya ha vuelto a por mí yo le doy la mano y a morir."
La última parte del disco es también muy celebrada por sus fans, tal vez porque junta tres cortes muy fresquitos, que siguen una línea tal vez más animal y festiva; arrancando con "Correcaminos estate al loro" y su intro emulando el canto del singular pájaro, siguiendo con la cafre y ruidosa "La carrera", que Robe recupera de sus tiempos de Dosis Letal (su primer grupo) en la que casi adivinamos a un Robe punkarra, para acabar con la versión de los malagueños Tabletom de "Me estoy quitando", en la que directamente rompen con todo y se meten directos en el flamenco más chusco y barriobajero; pero que la simpática letra tapa.
Las consecuencias de este disco fueron muy grandes, de repente no sólo Extremoduro tenía éxito, sino que repentinamente el mainstream volvió la cabeza y miró al rock urbano, y el culpable del asunto no es otro que Roberto Iniesta y el que recogiera los frutos de su trabajo con un disco completísimo, maduro y muy bien producido (eso se nota mucho). A partir de entonces el grupo tendría otra forma de trabajar, algunos fans la han llamado venderse, yo la llamo ser profesional.