Ornamento y Delito siguen a lo suyo, y eso es bueno. Continúan su camino al margen de modas y tendencias centrados en construir grandes canciones armadas con guitarras sólidas y una voz personal e instransferible cargada de matices. Un trabajo con ecos del indie noventero más noise y de los referentes clásicos del post punk, el rock, el punk y el pop en el que se muestran más crudos, intensos y viscerales que nunca.
El disco está grabado en los estudios El Cariño de Zaragoza con Edu Baos y mezclado por Alfonso Ródenas en Malibú, para la portada sólo han empleado una imagen sin título: una austera goitibera, patinete vasco empleado en competiciones suicidas en la que los participantes descienden (“Goitik-behera”: “de arriba a abajo” en euskera).
“Sé que presentándome aquí he salvado la vida a ventidós personas. Pero no he venido por eso, sus vidas me tienen sin cuidado: son unos asesinos. Sé que según la ley no lo son porque yo aún estoy vivo, pero lo estoy a pesar de ellos”, con la declaración final de Joe Wilson, el protagonista de «Furia» (Fritz Lang, 1936), en el juicio contra sus linchadores, comienza «Adorno» (Limbo Starr, 2011). Se cierra también de forma cinematográfica, con «Fresas Salvajes» (Ingmar Bergman, 1957). Pero en está ocasión no es el protagonista el que juzga, sino el juzgado, juzgado y condenado por toda una vida de insensibilidad, de inhumanidad: “Una obra maestra de cirugía profesor ¿Y a qué pena se me condena? / ¿A qué pena? No sé, supongo que a la de siempre / ¿La de siempre? / Sí: la soledad / La soledad. Claro, la soledad. ¿Y no habrá gracia para mí? / No me pregunte, yo de eso no sé nada”.
«Autoignorancia» muestra un sonido directo, potente e intenso armado con desarrollos que en su contundencia no pierden ni un ápice de preciosismo. Ritmos post punk barnizados de luz.
En «Hombre nuevo» se dejan llevar por un ritmo frénetico y una letra con tintes sórdidos y nihilistas. «Sentido y referencia» nos transporta a una postmodernidad conflictiva. A ella recurren de nuevo en «Canción de amor«, mostrando un amor condenado y mecanizado. En otros cortes como “María la autómata” restan dramatismo y tratan en clave de comedia las torpezas del amor.
«Frío» comienza pausado, con un ritmo propio de los medios tiempos de Nacho Vegas para mostrar posteriormente una intensidad diamantina realmente impactante. Los mismos esquemas mantienen en «Por el placer«, sin duda uno de los temas más lúgubres del disco.
En «Bono es Dios» la toman con U2 y Simple Minds. Lo mejor es la letra, manteniendo una conversación en la que él es seguidor de Bauhaus y ella de Simple Minds, “esos son aún más apestosos que los mismos U2″ dice él, ella replica: “te digo para mí Bono es como un Dios”. También merece ser destacada «Lolita«, una relación tortuosa cargada de odio y pasión… «ni contigo ni sin ti«.
Un disco largo (65 minutos) e intenso en el que no sobra ni falta nada.