Juan Pardo comienza el 73 con un nuevo contrato discográfico bajo el brazo, concretamente con Ariola. Lo primero que va a hacer para su nueva marca es este sencillo con una sola canción y dos idiomas que pasaría lejos de las listas de ventas. Una gallegada tópica de las muchas que posteriormente fabricaría este autor.
La pieza en una u otra lengua suena monótona, pesada y pretenciosa; y es uno de los sencillos más flojos de este cantante.