Este single supone una de las cimas de los 80 españoles. María José Serrano, tras la disolución de Las Chinas, iniciaba su carrera en solitario -aunque bien acompañada- en Rara Avis como Kikí d’Akí con este gran sencillo provisto de dos composiciones de Fernando Márquez, El Zurdo. Genio y figura.
Producción de Yayo Aparicio y distribución de Pancoca, que a la postre con su quiebra arrastraría al pequeño sello Rara Avis, entre otros; fotografía de Alberto G. Alix y grabación en los estudios Trak de Madrid en febrero del 83. Bien acompañada musicalmente, como se ha dicho, por Luis Carlos Esteban (Trastos, Olé Olé) a los teclados, Antonio Zancajo (Paraíso, La Mode) a la guitarra, Álvaro Cárdenas (hijo de Gloria Van Aerssen de Vainica Doble) al sinuoso bajo y colaboración al piano del Reverendo (Paracelso) y al saxo de Arturo Soriano. Un elenco de auténtico lujo.
Bajo ese ritmo saltarín, «Accidente» esconde una de las letras más agridulces jamás escritas, una canción que versa sobre la falsa esperanza creada en el propio damnificado ante un engaño amoroso. En este caso, la mujer, que con sus ojos probablemente empañados de lágrimas y rabia trata de reafirmarse minimizando tanto el acto como sus posibles consecuencias, pero sin rechazar a su… aún amado. Todo es sencillamente perfecto en esta canción, cuya emotividad crece gracias al sutil piano del Reverendo. Una de esas composiciones de aquel Zurdo tocado por la gracia divina, que interpretada por Jose con su voz grave y misteriosa se hace tan adictiva como dolorosa. «Accidentes tan pequeños no me pueden afectar jamás», pero lo hacen, vaya si lo hacen…
En la cara B, una canción menos intensa, «La ciudad y tu», pop desenfadado y alegre al estilo de «Las chicas de la Inter» del genial «El Eterno Femenino» (Nuevos Medios, 1982), con un cierto aroma hedonista, pero también con algo de moralina, quizás porque en 1983 ya había motivos evidentes de preocupación.
Imprescindible.