Debut de Tijuana in Blue, ya en solitario, tras su disco compartido con Potato, “Potato / Tijuana in Blue” (Soñua, 1986).
Grabado en los estudios Elkar de Lasarte (Guipuzcoa) con César Ibarretxe al cargo de las cuestiones técnicas. La portada es diseño de Manolo Gil, que compone con la banda y colaboradores un cuadro de tintes fronterizos, desérticos. Toda una excusa para que Eskroto se fuera probando disfraces de mejicano, que tanto tendría que utilizar tiempo después en su etapa con Kojón Prieto y Los Huajalotes.
Para el interior, una especie de charlotada o foto de circo, tomada en la que parece la cuesta de Santo Domingo, enclave pamplonica situada en la parte inicial de los encierros de las fiestas de San Fermín.
El disco es el verdadero arranque de la banda, el trabajo que los sitúa en la posición destacada de la escena punk que durante el 80 llegó desde el norte de la Península. Dejando claramente atrás el desparrame en sonidos y actitud de sus comienzos, el grupo se asienta con dos guitarras poderosísimas y una batería que asegura el ritmo vertiginoso de las nuevas canciones que factura la banda.
Tiene “A Bocajarro” además la virtud de acoger a varias canciones con el potencial necesario para convertirse en verdaderos hits de la banda. Quizás “Maki Navaja, el último chorizo” y “Urroztarra, fuerza y garra” sean los exponentes más claros. De hecho fueron las dos canciones elegidas como sencillos extraídos del disco. Curiosamente además, ninguna de las dos corresponde a exabruptos contra la sociedad, la policía o similar. Se trata la primera de sino que son la crónica chulesca compuesta sobre el personaje del dibujante Ivá (que había adaptado además el texto original del Mac el Cuchillo de Bertolt Bretch) o el himno futbolístico de un equipo de pueblo pasto de las divisiones regionales. Una vez La Polla Records gritaron aquel “¡Viva el punk patatero me cago en Dios!”. El forofismo de futbol rural de “Urroztarra, fuerza y pasión” tiene precisamente algo de eso. El comienzo del tema era una version del tema «El partido de fútbol» de Gelu.
Pero se equivocaría quien pensase que son exclusivamente esas dos canciones las mejores del disco. Por intensidad y contundencia, Tijuana in Blue ofrece otras muchas y muy buenas. El comienzo mismo, sin ir más lejos, con “Inconsciente colectivo generacional”. Es un tema a mil, con una letra prima hermana a otros cantos de la época acerca de la actitud juvenil ante el panorama que les queda: “Nuestra alegre juventud” de La Polla Records … “Somos la generación del dame pan y dime tonto / This is my generation / Somos la generación del dame pan y dime tonto / Vaya degeneración” dicen en el estribillo; “Ojalá reviente todo” dicen en otro momento. Comparan la situación de la generación de sus padres (tuvieron que comer pan negro, no pudieron estudiar, tuvieron a Franco tras una Guerra Civil…) con su abierta oposición ante las “ventajas” que se les ofrece.
Comienza la canción, y el disco con ella, con regustos, riffs y coros de auténtico street punk –oi! Guitarras a mil y unas estrofas casi escupidas por el duo Eskroto-Jimmi. Homenaje encubierto a las madre coraje y resto de féminas en “Etxekoandrea oi!”, otra canción con guitarras rugientes y una sonrisa que no es posible esconder escuchando la rebelión de la mujer que propone Tijuana in Blue.
“La vida sigue igual”, que comienza con tamboril y guitarras con ecos de épica, es una crónica cotidiana de amor a la tierra. Es una versión de una canción de un grupo yugoeslavo (Pankrti) del que la banda tuvo conocimiento gracias a contribuciones de amistades. Siniestro Total facturaron algo similar con aquel “Miña terra galega” a expensas de ritmos sureños norteamericanos. “Joder qué bien se está en esta capital / txiquita y apañada pero pa’ que quieres más / Cuando salimos fuera la echamos a faltar / pero hay alguien que sobra / ya sabes por quien va” cantan en el estribillo con aires perfectamente equiparables a los de grupos de punk de la calle británicos. Cambia eso sí, el carácter geográfico de las letras, que corresponden a un auténtico himno de los de cantar jarra de cerveza o vaso de clarete en mano, por las excelencias del terruño. En concreto a las de Pamplona en un día de futbol de Osasuna por la tarde. No falta evidentemente el recorrido por todas las variedades alcoholicas que tan arraigado folklore incluye, acompañadas, eso sí, por platos típicos de la tierra.
“Piromafia” tiene también algo en su esencia del origen de la banda. Siendo como son de zona próxima a montaña y bosque, y con contactos bien próximos con organizaciones ecologistas, no ha de extrañar que el grupo le dedicase un cañonazo del calibre de esta canción a la cuestión de quema de montes y reforestación de ICONA a base de eucaliptos. Alternando pasajes especialmente lentos y densos, que conduce la voz de Jimmi, Eskroto parece reservarse para cuando las guitarras se disparan. La protesta contra construcciones de autovías, pantanos y similares sería una constante en la trayectoria del grupo.
Para el final de la cara A está el ya mencionado “Maki Navaja, el último chorizo”, famoso por su forma de vivir “asocial, libre y anarquista”. Casi sin solución de continuidad (en el vinilo la que da el dar la vuelta al disco) está la también comentada “Urroztarra, fuerza y pasión”.
Muestra de la intensidad de las guitarras son los momentos exclusivamente instrumentales de “Tierno was innocent”, una composición de letra casi tipo Siniestro Total, en la que se parodia el Madrid del alcalde Enrique Tierno Galván. El título y parte del estribillo parece jugar con el famoso “Sid Vicious was innocent”, un tema que puedes encontrar en el disco “Troops Of Tomorrow” (Grand Slamm, 1982) de The Exploited, que se lanzaron a opinar sobre la culpabilidad o no del icono punk, al que se le acusó de ser responsable de la muerte de su novia Nancy Spungen.
De igual forma la arrancada al galope que fuerzan las guitarras en el siguiente tema “Víctimas de su poder” da muestras bien a las claras de que la fama de banda alocada y desquiciada, no estaba reñida con la música de altísimo octanaje que eran capaces de facturar. Además y para acallar las expectativas de otra posible gamberrada de canción, hay que indicar que el tema en cuestión está dedicado a Mikel Zabalza, activista vasco muerto por comandos del G.A.L.
La sección de vientos da un marcado carácter de circo, de feria, a la presentación de “Pako Jones, un candidato impresentable”. Claro que superado el minuto de canción, Tijuana in Blue aprieta el acelerador, y la burla al sistema democrático supera la velocidad máxima permitida con creces.
También con carácter de burla se desarrolla “Trip metal (patrimonio de escogidos)”, una parodia de la etiqueta “metal”. El caso es que lo que efectivamente se díseña como broma, hace uso de unos riffs de guitarra muy creíbles. Demasiado como para tratarse de un género que la banda desprecie por completo. La letra, los gorgoritos y demás son pura coña, eso sí. Con decirte que a veces el consabido “Trip metal” queda englobado en la famosa composición gastronómica de el Golden Apple Quartet…
Y tras los balbuceos, gorgoritos y ecos con los que acaba el tema anterior, un auténtico arranque de moto de gran cilindrada para el homenaje a Plasmatics, el combo punk liderado por la irresistible Wendy O. Williams. “Wendy tiene tetas de hormigón” dicen en el estribillo. La intensidad de la canción va de la mano de la irreverencia con la que aluden a la atractiva cantante norteamericana,
Estamos probablemente ante uno de los mejores discos de la banda.