Más de diez años después de su transformación en Le Mans, Aventuras de Kirlian regresaban, esta vez de la mano de Elefant. El sello rescataba en 2001, en forma de LP, diecisiete canciones extraídas de varias de sus maquetas, desde 1986 hasta 1988, de manera cronológica.
El disco se abre así con sus primeras composiciones. Los temas comprendidos entre “Ayer hice una casa” y “En tu zapato”, pertenecientes a 1986, gozan de un aire oscuro y trepidante. Rápidas, de apenas un minuto, donde, con una deficiente calidad en lo referente a la grabación, Aventuras de Kirlian parecían aproximarse más a la ya por entoces moribunda Movida Madrileña que a ese sonido ingenuo y refinado que terminaría definiéndoles.
Estas breves composiciones, imagen kirliana de la esencia ahogada de Carlos Entrena, dan paso a los ritmos cálidos y apacibles de una siguiente etapa, que, comprendida entre febrero y septiembre de 1987, supone una pausa en los ritmos, algo que sumado a esa cierta mejora en lo técnico, despeja las nubes, dejando entrever los primeros rayos de sol. Ya cerca del sonido que les caracterizaría, las canciones de Aventuras de Kirlian recogían todas esos rasgos definitorios del grupo: la sensiblidad en letras y acordes reflejada en sonidos suaves que van incorporando mayor diversidad de influencias, como los leves destellos inspirados en Brasil presentes en “Tres días” o más adelante en “Barco de vapor”. Canciones que a retazos, dibujan paisajes comunes pero poco visitados. Sonidos esqueléticos, que proporcionan el mejor abrigo.
Llegamos, de esta manera, a las tres últimas canciones del disco. “Reloj de Sol”, “Manzanas y naranjas” y “Casa del queso”, pertenecientes a 1988, año anterior a la salida del único trabajo del grupo. Encontrando aquí un sonido ya más encaminado y mejorado, que terminaría puliéndose en la obra indispensable que sería “Aventuras de Kirlian” (DRO, 1989).