Más pronto que tarde los cantantes y compositores de la época tenían que aparecer en alguno de los festivales de la canción del momento. Siguiendo la costumbre, cada disco salido de esos festivales incluía como tema principal el defendido por el propio cantante y otros tres presentados por otros intérpretes en aquel mismo evento. Kurt Savoy no es una excepción y alcanza la final del festival de la Canción Mediterránea, que se celebraba en Barcelona, con su canción “Noche”, una balada muy de la época en que nos muestra su tesitura vocal más grave, a modo de aspirante a crooner.
Por el contrario, otro tema ajeno, como “Cupido” se adapta mejor al estilo del cantante, que hace una versión muy suya con inclusión de silbidos en este ritmo de bossa con una percusión y un saxo aquí bastante bien empleados.
Los dos títulos restantes son muy representativas del momento: canciones ligeras para lucimiento de buenas voces y letras romanticonas sobrenadando fondos orquestales tópicos. Mortal de necesidad, el recitado que se marca en el puente de “No busco una aventura”.