«Hacia finales del mes de junio del año 2004, y después de pasar por el peor momento de mi vida, sin duda, comenzó la aventura de este ‘3000 Noches Con Marga’. Con vehemencia enfermiza, me sumergí en una dedicación incesante a mi trabajo. Escribí, arreglé y di forma, una a una, a los temas que componen esta obra en un momento en el que, como hoy, mi corazón se hallaba desbordado por el dolor. Todo giraba en torno a la figura de Margarita del Río Reyes, la mujer que me lo dio todo por nada y a la que he consagrado mi vida entera. Lo que me quede de ella.» (Extracto del libreto que acompaña el disco).
En un momento complicado tras la muerte de su compañera Marga del Río, Antonio saca la fuerza para entregarle este homenaje. Un disco en el que transforma el dolor en energía creativa y que sorprende por el positivismo que se respira en gran parte de los cortes. Está producido íntegramente por el propio Vega, quien toca la mayor parte de los instrumentos. El tratamiento de las guitarras alcanza nuevos niveles, buscando la experimentación y logrando un sonido más rico. Algunos desarrollos, como en “Caminos infinitos” alcanzan los ocho minutos de duración.
Abre “Pasa el otoño” y en una décima de segundo escuchamos la voz de Antonio, «Pasa el otoño en Madrid / y el color ocre se funde a gris / vuelven recuerdos de inviernos / pasados junto a ti… atados manos y pies / al corazón que fui fiel / ojalá me condenaran a la niñez«. Un corte que pone intensidad y frescura desde el principio, y demuestra que Antonio se encuentra en un buen momento creativo. Las guitarras recuerdan a unos Nacha Pop con aires experimentales, y los finales se extienden hasta los cinco minutos. “Pueblos blancos” trae visiones paisajistas y marcados riffs que quizás se pierden en los desarrollos. “Ángel de Orión” es el primer single del disco y una de las mejores composiciones, “Por alcanzar su amor / tres mundos recorrí / El mundo de los niños / el del loco / y el que acaba por venir”. De nuevo recuerdos de Nacha Pop, con unos brillantes teclados y unas guitarras que crean una atmósfera llena de energía e intensidad. Un tema cargado de agradecimiento con un espléndido final.
“Caminos infinitos” es la pieza central del disco, aires sinfónicos en los que se respira desolación en cada verso y melancolía en cada punteo. “Cada sombra en la pared” se acerca al swing americano, con Santi Ibarretxe creando unos brillantes arreglos de viento. La emoción y la tristeza llegan con “Te espero”, una declaración de amor más allá de la vida y la muerte con un final intenso. Cierra el instrumental con aires espaciales “3000 noches con Marga”, una comunicación íntima con programaciones sintetizadas, teclados y un marcado toque experimental.