Con “1990” (Hispavox, 1990) Olé-Olé tocan el techo de su carrera. Cuentan con una producción de lujo a cargo de Nile Rodgers, quien ha trabajado con gente tan de andar por casa como Madonna, David Bowie o Diana Ross, que se traduce en un acabado de lujo para unas canciones que, ciertamente, superan el listón de lo hasta ahora ofrecido por Olé-Olé. Ahí están “Soldados del amor”, “Canción para mi padre” o “Con sólo una mirada”, todas ellas sobresalientes en la voz de Marta Sánchez, que está ya tan por encima de todo que sólo puede evolucionar por su propia cuenta. Y así fue, de modo que la obra que llevó a Olé-Olé al cielo fue también la que supuso, en cierto modo, su fin.
Aquí ya no se dan las letras cachondas de antes, la sensualidad de canciones como “Con sólo una mirada” se hace más afectiva y, si bien la tónica del álbum sigue siendo colorista y jovial, se ha madurado mucho el trazo. Como colofón, una versión de la famosa “Chica yeyé” que tanto popularizara la gran Conchita Velasco en los 60. Si ella fue una de las chicas de los 60, Marta lo era de los 80, y ahora se abrían sus 90. Por su parte, Olé-Olé continuó su carrera pero ya nada volvería a ser igual.
De este álbum también se publicó una versión internacional con varias canciones en inglés, algo que sería una constante de los primeros años en solitario de Marta Sánchez.