Aprovechando la reaparición que fomentó Los 80 Pasan Factura de Conemrad con aquel concierto en 2008 con Rebaño de Dios y Guerrilla Urbana, se decide además recuperar parte de material de la primera etapa. Los canarios sólo habían dejado editado «Nº 8» (Multitrack, 1993), un ejercicio de rock de carretera americano que poco, o nada, tenía que ver con su origen a mitad de los 80. Fue precisamente a esta primera época, y más concretamente a la maqueta «Soldados del Asfalto» (1987), grabada entre mayo y junio de 1987 por Antonio Galán en los estudios A.S. de La Cuesta (Tenerife), a la que se apunta con la edición de este disco.
Eran por entonces una banda Oi! y lo mejor que facturaron en aquellas coordenadas estaba en esa cinta. Eliminada la fatídica y fallida «La Laguna por África«, la elección pasaba efectivamente por las dos que seleccionó Txetxo, su guitarrista, quien fue además quien se encargó de la remasterización, completadas por las que escogió Yotty, responsable del sello que editó el disco.
Y es que «Mercenario» es probablemente uno de los mejores temas del grupo. Tiene la contundencia de un golpe seco, arrastrándote con esa línea de bajo inmisericorde y la voz marcial de Jordi. La compañera natural habría sido, a mi juicio, «Soldados del afalto«, lo que hubiera cerrado el círculo que justifica al bulldog con las DocMartens de la portada, Pero desestimada ésta, «Historia de Paddy» es en verdad, otro de los momentos sobresalientes de los de La Laguna. Es la historia del irlandés, que pasa de ir de bar en bar, a alistarse en el I.R.A.
Lo cierto es que el de Conemrad fue Oi! atípico. Sus canciones tenían letras más elaboradas que los simples cantos de combate que se facturan en el género. La misma «Historia de Paddy» es un ejemplo, como lo es también «Suicidio«: Una historia de cobardías, de perdedores, de fracasos cuando apenas se es joven, y a todos estos vericuetos narrativos se une además la música, que no siempre es mero street punk.
«Hora punta» habla de la querencia de la banda por el ska. Peleón sin intención alguna de llegar a la velocidad que le imprimía Kortatu. Parecen más interesados en encontrar la épica en la rabia de vivir bajo el yugo del todos los días lo mismo: doce horas de trabajo aguantando al patrón por mantener tu familia.
Artificial en lo que tiene el haber forzado un formato y una estructura, la de cuatro canciones nada más, que no eran los originales, el sencillo tiene sin embargo, entre una de sus cualidades la de reescribir parte de la historia de Conemrad, la de sus comienzos, con la segunda oportunidad que da, por ejemplo, el desdeñar canciones que hubiera sido mejor no haber escrito nunca. Además permite rescatar una de las etapas más interesantes del grupo de las estrictas catacumbas que supone una maqueta.