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Pita vegetal / Trastos
Pita vegetal / Trastos
Pita vegetal / Trastos

 

Para quienes vivimos dentro de esas agitadas siglas que hoy son la UE, la llegada del euro representó el inicio de una nueva era, la toma de conciencia de que estábamos verdaderamente aventurándonos por un nuevo siglo. El euro era la proa segura que nos dirigía hacia un porvenir feliz e idílico. Atrás quedaban los reales de nuestros abuelos, sus posguerras y sus miserias, la transición o lo que fuera aquella travesía en la que nos encontrábamos. Las pérfidas equivalencias monetarias que trajo la moneda común en el fondo nos hacían sentir más ricos que pobres, aunque las subidas de precios, todos redondeados al alza, no se adecuaran a nuestra realidad económica; nuestras ínfulas nos alimentaron durante un tiempo. Qué obsoleta se quedó en ese preciso instante aquella queja del grupo Trastos, de cuando un botellín valía 8 pesetas. Un atraco por aquel entonces, según cantaban en una de las canciones más cerveceras que se han compuesto en español.

En caso de que tras el Brexit y las pandemias todo se vaya al traste (atención al asombrosamente ingenioso juego de palabras usado) y la eurozona termine siendo el nombre de un antiguo territorio —como una Asiria o un reino de los Burgundios—, los españoles podríamos instaurar el botellín como nueva moneda de cambio. Como quizá no sería muy práctico andar con botellines arriba y abajo, volveríamos a recurrir a las monedas pero esta vez cada comunidad autónoma podría poner en la cara trasera de las nuevas acuñaciones el dibujo del logo de la cerveza más popular de su región. Podéis perfectamente imaginar cuál habría en Galicia, en Cataluña, en Andalucía, etc.

Trastos fue una banda que equivocadamente parecía prefabricada para quinceañeras. Siempre conjuntados (de rojo y negro la mayoría de  las veces), con la poderosa CBS detrás, se les veía como un producto (hoy día les promocionaría alguna marca cervecera como hacen en los festivales). Eso hizo que no contaran con el apoyo de la crítica musical. El fenomenal empuje de la discográfica, que a codazos los metieron en el afamado concierto homenaje a Canito en la Escuela de Caminos de Madrid, hizo que grupos de la Movida tenidos por independientes en aquel momento no los aceptaran en la manada.

A favor de Trastos, pocos temas hay en el cancionero ibérico como la exultante “El poli te ve” que haya plasmado con tanta frescura la new wave de entonces. “El botellín” es de un vacile encantador. Y “El loco de la línea 5”, basada en un personaje real que pululaba por el metro, es un tema que le habría gustado firmar a Moris, Mermelada o incluso, a su manera, a Kaka de Luxe. Las tres están incluidas en el único álbum que grabaron (CBS, 1980), aunque al resto de cortes les escuece que el inefable productor metiera unos vientos y unas cuerdas discutibles en los arreglos.

Trastos duraron lo que se tarda en comer una pita con un botellín. En este caso una pita vegetal, que la comida rápida no tiene por qué ser sinónimo de comer mal. Ni Trastos un grupo tan poco considerado.

 

Twitter: @goghumo

 

 

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