LA ENVIDIA O EL PASODOBLE ESPAÑOL

LA ENVIDIA O EL PASODOBLE ESPAÑOL

Recientemente me he visto inmerso en la musicalización de siete textos correspondientes a los siete pecados capitales como parte de una escena clave de la obra teatral «Dr. Faustus» (Christopher Marlowe), en cartel en los teatros del Canal de Madrid hasta el 12 de marzo. La adaptación del texto en español corrió a cargo de David Desola, que me dejó en bandeja unos endecasílabos cuya sonoridad ya funcionaba por sí sola. Musicar así en el idioma materno ha sido un regalo.

Por caprichos del destino, de repente me vi haciendo una serie de ejercicios de estilo musical –la soberbia afrancesada, la avaricia vals circense, rap machacón para la ira… y, oh casualidad, llegando al pecado de la envidia, no se me ocurrió otra cosa que acudir al pasodoble español: encajaba con la letra como un perfecto rompecabezas. No hubo alternativa.

Aunque en versión un tanto sui géneris y alocada, el ejercicio me ha servido para comprender los mecanismos y el éxito del pasodoble y, de paso, comprender a todos esos abueletes que bailan agarradetes en la plaza del pueblo cada verano. El ritmo te lleva en volandas, no hay más remedio. Aquí una explicación robada a la Wikipedia: «El pasodoble es un baile muy sencillo, con figuras muy libres, por lo que resulta bastante fácil aprenderlo. La posición de la pareja es igual a la de todos los bailes de salón, uno enfrente del otro y con los cuerpos pegados ligeramente desplazados hacia la izquierda. Su ritmo básico es muy simple: un paso por tiempo y se debe permanecer todo el tiempo con los cuerpos en paralelo y con la mano izquierda y derecha del hombre y la mujer, respectivamente, unidas»
.
Y ahora, cada oveja con su pareja… todos a bailarrrrrrr!

(«La envidia» fue interpretada por Alejandro Saá a la voz, Germán Sanmartín tocó el piano, Roberto Pacheco el trombón, Raúl Gil la trompeta, y servidor –Alberto Mate– la guitarra española y los samplers de la base rítmica.)

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