Juan -Jota- Santana es un cantante catalán nacido en 1950 que destacó en los primeros 70 por su voz poderosa en el momento en que los cantantes melódicos triunfaban en la música española.
Fue descubierto en 1970 por Ramón Farrán, por entonces uno de los productores catalanes más reconocidos. Se había dado a conocer como batería y líder del grupo sicodélico Ramón 5 y después había producido y compuesto canciones para grupos tan importantes como Los Gatos Negros, Los Albas o Los Sirex. También había producido a Juan y Junior, Los Relámpagos e incluso trabajó algún tiempo con Serrat.
Ramón lo presenta a la discográfica Drums, distribuida a nivel nacional por Movieplay, y con dos canciones compuestas por él debuta el nuevo cantante bajo el bíblico nombre de Abel. En la contraportada de «De Mañana / Mirando Atrás» (Drums, 1970) figura un exagerado texto que revela por dónde iban los tiros del nuevo cantante: «Abel es joven. Tiene 20 años y una gran voz. Abel va a ser grande porque posee todas las características que convierten a un artista en gran estrella. Su voz alcanza dos octavas como Tom Jones y Engelbert Humperdinck. Su estilo se encuentra en una línea internacional y su fuerza es agresiva, pese a que interpreta canciones románticas«.
A finales de ese mismo año concurre a Benidorm en un momento en que ese festival vive un momento dulce y la competencia no es muda precisamente: Nuevos Horizontes, Gloria, Los Magos de Oz, Franciska, Continuados o Los 5 Musicales, por citar solo algunos de los españoles, pues la colonia extranjera también fue nutrida. Los ganadores serían foráneos afincados aquí: Donna Hightower y Joe Louis. Abel coloca en la final el tema «Vagando«, una canción que se aparta bastante del estándar festivalero, especialmente en sus arreglos. Esto supone la puesta de largo del cantante a nivel nacional y enseguida es requerido por Ariola, que en esos momentos da sus primeros pasos en España. Allí edita poco más tarde «Castillos en la Playa / Carmela» (Ariola, 1971). Se trata de un disco grabado y producido con más medios que, sin embargo, no dispara la carrera del cantante en un mercado dominado por grandes solistas como Nino Bravo y Camilo Sesto como cabezas visibles de toda una generación de grandes voces.
Ariola le da puerta sin que su carrera tuviera, al menos de momento, continuidad. 1972 es un año difícil en el que trabaja por Galicia, donde acabará estableciéndose años más tarde y la prometedora luz de Abel parece apagarse por completo. Pero en 1973 la marca Belter le va a dar una segunda oportunidad, esta vez bajo su nombre verdadero. Ha nacido J. Santana.
Abel lució una excelente voz, extensa y potente, que en sus escasos directos conquistaba el escenario, pero fue excesivamente dependiente de autores de segunda fila y de marcas discográficas donde fue simplemente uno más en plantilla. Eso le privó de éxitos continuados o puntuales de los que sí gozaron otros cantantes melódicos de su tiempo. La dirección artística de Ramón Farrán le dio al principio un aire renovador dentro del encorsetado ámbito de la canción romántica, para caer después en una vulgaridad comercial que jugó en su contra.
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