En este último disco para Don Lucena, y tras un disco muy exitoso centrado en el repertorio de Carlos Gardel, Malevaje profundiza en su faceta más madrileña y castiza, presente ya desde la misma portada.
Se trata de un disco más pausado, en el que cuentan de nuevo con los arreglos y composiciones de Osvaldo Larrea, salvo un par de tangos clásicos, “K.O. de amor” y “De puro curda”, y una composición de Jorge Orlando Lema, “Plaza Mayor“, en la que este maestro se ocupa también del bandoneón.
Para el resto de las canciones del grupo, entra un nuevo bandoneonista, Enrique Tellerías.
El disco cuenta también con composiciones dedicadas a la madre de Antonio Bartrina, “Mi tango a Carmen“, y una nana a su hija recién nacida, “Chantita Candela“. Resulta menos variado ya que, salvo un par de canciones, el bolero “Mi inquieta espera” y la milonga “Agüita templá“, el resto se trata de tangos, impregnados como nunca, eso sí, de espíritu madrileño y castizo.
Se trata de uno de los trabajos de Malevaje que van a pasar más desapercibidos y, en general, el resultado no es tan bueno como en entregas precedentes, revelando un cierto agotamiento que se resolverá, en posteriores discos, con importantes cambios que van a representar una vuelta al sonido básico de gitarra-contrabajo-bandoneón.