La Saga Continúa 24/7

“A ver, ¿quien quiere qué?”, dice Kamikaze,desafiante tras el sample sacado del “Drácula” (1992) dirigido por Coppola que prologa «La Saga Continúa» (Zona Bruta, 1997). Un título perfecto para la segunda entrega de El Club de los Poetas Violentos, esta vez desde su propio sello: Zona Bruta. Lo que ya contaban en “Madrid Zona Bruta” (Yo Gano, 1994) no se podía decir más claro, así que lo que hicieron fue decirlo más alto (si eso era posible).

Lo suyo es la rima por la rima y el mensaje es “nadie lo hace mejor que nosotros”. También tienen algún que otro recado para la derecha española con la que no escatiman palabras (y puños si la cosa se pone fea). Pero tampoco son ajenos a lo que ha pasado desde que publicaron su primer disco. La fundación del hip hop y su actitud chulesca como pioneros. Aunque, como dice Supernafamacho en la canción homónima: “Lo siento gran señor esto no es pop. No es una extraña fusión de jazz con soul y folk. Es hip hop, simplemente hip hop: no hay más” y esa actitud es indivisible de la cultura hip hop. “Así que no llores” continúa “contra el rap de las flores te presento el hip hop de las hostias”, por si alguien no se ha dado cuenta, está aquí para quedarse (ellos y el hip hop) y les da igual las críticas tanto dentro como fuera del movimiento.

De éstas últimas se ríe El Meswy en “¿Y ahora qué?” donde ataca directamente al mismísimo Joaquín Sabina, respondiendo a aquel “No soporto el rap” que el cantante incluyó en “Yo, mi, me Contigo” (BMG/ Airola, 1996). El Meswy no se corta un pelo: “Falsos profetas vestidos de cuero. Como Sabina debajo de tu gomina, la cocaína mina la rima que escribe tu amiga y hace que diga sandeces propias del no conocer”. Pues eso.

Pero todas estas bravatas (hay que insistir: “es hip hop, simplemente hip hop: no hay más”) no vienen solas. “La Saga Continúa 24/7” demuestra que no se han pasado esos tres años con los brazos cruzados. La producción es más depurada que “Madrid Zona Bruta” (y al mismo tiempo más salvaje). La sombra de RZA (responsable del sonido del colectivo Wu-Tang) es alargada, aunque también hay ecos de la onda siniestra de “Black Sunday” (Ruffhouse / Columbia, 1993) de Cypress Hill. Aunque lo mejor es lo bien que casan rimas y ritmos, no habiendo en todo el álbum un sólo tema que no sea redondo: “Bonita canción de amor” o las fábulas metafóricas de El Meswy; el dueto ragamuffin de Supernafamacho y Mr. Rango(ahora miembro de El Club por derecho propio) en “La Espiral”; la fiesta por la fiesta de “9:30 PM” (clásico instantáneo del hip hop patrio) o el medio tiempo de “El estilo de vida de los tristemente famosos” donde los miembros del Club reflexionan en voz alta y algunos invitados se pasan a saludar: Frank-T (que había abandonado El Club) y Mucho Muchacho, que aquí avisa de lo que se avecina con 7 Notas 7 Colores.

La saga continuaba sí o sí.