Hypervigil

Tras adelantar vía Bandcamp los cortes “Fucking pony”, “No cuentas nada” y “2-3 a.m.”, Esponja entregan su primera referencia: “Hypervigil” (Mama Vynila, 2011). Diez temas grabados entre enero y julio de 2011 en los estudios Blind Records (Barcelona) y Akasha’s House (estudio particular), producidos por la propia banda, mezclados por Marco Morgione y Esponja y masterizados por Yves Roussel. Del artwork se encarga Teo Peiró.

En su sonido se acercan a formaciones shoegaze como My Bloody Valentine o Sonic Youth, y a un punk oscuro, siniestro y enérgico que hace que tengamos presente a formaciones como Parálisis Permanente. Todo ello da como resultado un sonido personal y realmente brillante, plagado de contrastes -alternan las voces femeninas y masculinas-, melancolía, descaro y actitud. Su sello, Mama Vynila, nos los presenta de la siguiente manera: “Esponja nos ofrece su mano para llevarnos a enfermizos paisajes como hoteles construidos para un solo huésped, o para acompañarnos a un psicótico viaje al país vecino del que quizás no queramos volver, o no nos atrevamos volver por el camino que nos llevó allí. No vas a tararear a Esponjaen la ducha ni te acompañará en tus tediosos viajes en ascensor. Hypervigil es un viaje a infiernos y/o paraísos particulares, podemos escucharlo gente diferente pero a cada uno de nosotros nos transportará a un lugar distinto donde, para nuestro pesar, hemos estado ya”.

“Fucking Pony” es shoegaze etéreo, la luz brilla entre una bruma de guitarras para recuperar los 90 en un solo corte… “la luz está dentro de ti”. En “No cuentas nada” se acercan al punk oscuro y enérgico de los 80, Parálisis Permanente, como decimos, no quedan muy lejos. Un himno a la desconfianza acelerado e intenso en el que repiten como una letanía: “voy a hacer que tiemble la tierra”. “Redondel de amor asesino” se mueve en los mismos parámetros. Los ritmos shoegaze vuelven con “2-3 a.m.”, una atmósfera con unos desarrollos guitarras-coros que recuerdan a los Pixies. En “Alien Stop” conjugan luminosidad y energía para en “Voom” mostrarnos su cara más oscura y enrarecida. También hay tiempo para cortes infecciosos (“Good morning killer”), medios tiempos envenenados (“Broken brains”) y la calidez de “The name of ages”.

Un gran disco que nos muestra a una banda con un brillante futuro.