A Divided Family

Siempre ha sido temor de las clases políticas dominantes, que los jóvenes se metieran en política por cauces que ellos no manejaban. Sólo así se entiende que este LP fuese censurado. En realidad, Manolo Díaz se limita a escribir canciones con títulos de estadistas del siglo XX sin hacer grandes críticas a su labor. Además, por si quedase alguna duda, canta en inglés; un idioma que en 1972 casi nadie entendía por estos lares. Quizá debió considerarse subversivo que adjuntase una hoja con las letras (en inglés) por sí alguien quería entretenerse con el diccionario. Pero lo verdaderamente preocupante es que un joven cantante se metiese a analizar la trayectoria de diversos políticos, aunque se soslaya la presencia de algún español. Vaya que falta Franco, por decirlo a las claras.

A cada político se le acopla un acompañamiento según su procedencia, aunque esta afirmación necesita de bastante imaginación. “Lumumba” tiene tintes soul, “De Gaulle” se desarrolla como una tierna balada; “Kennedy” es un folk song con todo y guitarra acústica que deviene en un saxo con bullanga de music hall. “Lenine” es un recitado pesado arropado por música de jazz. “Mussolini” se convierte en un aire de pop-folk con un corito de lo más comercial.

A “Mao” le endilgan una música discotequera con muchos vientos. El mismo Manolo dejó escrito que quería hacer un disco de piezas bailables. Y este forjador de la revolución china es un buen ejemplo de esa bailabilidad de este disco. A “Hitler” lo envuelven en música clásica. A “Stalin” lo hacen balada de última generación, trufada de elementos corales en plan remeros del Volga.

A “Churchill” le buscan la vena más colonial para festonearlo de lento y despacioso ritmo caribeño en una de las canciones más deliciosas de todo el disco. Finalmente, a “Nasser”, padre del moderno Egipto, lo vuelve a envolver en vientos souleros, que recuerdan a canciones eurovisivas de todo tiempo.

En fin, un LP conceptual y censurado que revivimos gracias a la reedición de la discografía completa por parte de Rama Lama. Un disco que, aún sin ser ninguna obra maestra, evidencia la genialidad de uno de los más grandes compositores de la música española del siglo XX.