Yo, Mi, Me Contigo

Yo, Mi, Me Contigo

Estamos ante el que para muchos es el mejor disco de Sabina, el jienense sigue tocando diferentes palos musicales, y sobre todo vuelve a agregar varios temas que a día de hoy siguen siendo imprescindibles para entender su obra; pasan los años y Sabina sigue tocando la fibra sensible del personal con sus historias cotidianas.

Desde el inicio el disco se muestra emocionante y sincero, “El rocanrol de los idiotas” nos brinda un estribillo y un fraseo de las estrofas muy pegadizo, tan sólo necesita el oyente oír la canción dos veces para hacerla suya; un instant classic que precede a otro de los grandes éxitos del cantante, la barroca “Contigo”, que juega con recursos quevedianos para construir una de las más bellas canciones de amor en castellano; trata del amor desnaturalizado y cotidiano, del huir de la rutina de la vida de una pareja sedentaria: “Yo no quiero un amor civilizado / con recibos y escena del sofá / yo no quiero que viajes al pasado / y vuelvas del mercado / con ganas de llorar  / yo no quiero amor de invernadero / yo no quiero sembrar ni compartir / yo no quiero catorce de febrero / ni cumpleaños feliz”.

Suena la afrancesada “Jugar por jugar”, que canta a la vida y a la actitud que tomamos frente a ella: “La vida no es un bloc cuadriculado / sino golondrinas en movimiento”, para volver al registro irónico con un toque kitsch de “Es mentira” donde Charly García le da la réplica denunciando los embustes de una sociedad hipócrita y falsa. Le sigue “Mi primo el nano”, una rumbita agradable dedicada a Serrat.

Desde la niñera y las compañeras de colegio, hasta las mujeres de tu vida, pasando por las mujeres de hola y adiós, las de una sola noche o las que nunca fueron; todas están reflejadas en “Aves de paso”, y la pícara “El capitán de su calle” vuelve a retratarnos a otro de esos personajes a los que Sabina siempre le dedica una canción; si en “La balada de Tolito” hablaba de artistas ambulantes, y en “Conductores suicidas” de la gente que vive al filo de la navaja, en esta ocasión dedica la canción a los que viven la vida a su aire y huyen de los convencionalismos y habladurías del barrio: “Y por llamarle tanto al pan pan / y al vino vino / la gente bien pensaba mal / y decían por la acera del casino / que si tal que si cual / pero a él le daba igual”.

Como ya ocurriera en su anterior disco "Esta Boca es Mía" (BMG, 1994), Sabina vuelve a pensar en su público americano; para ello vuelve a los ritmos latinos para dedicar una canción a instantáneas costumbristas cubanas en “Postal de la Habana”, le acompaña la engolada voz de Pablo Milanés.

Arranca sombría y lánguida “Y sin embargo”, que es para servidor de ustedes la mejor canción jamás escrita por Sabina, su obra maestra, el cénit de su creatividad, donde ha soltado definitivamente todo su genio. Es un grito de perdón, una declaración de culpabilidad atronadora, la ruptura del amor y el deseo, antaño indisolubles y ahora vendidos por separado. Una obra mayestática de principio a fin.

Sigue el cambio de registro abismal que nos brinda “Viridiana”, que no tiene que ver con la película de Buñuel, sino con una prostituta mexicana y su triste vida, a ritmo de corrido mexicano; y “Seis de la mañana”, un rock escarpado que retrata la pesadilla del sonido del despertador que nos obliga a levantarnos para ir al trabajo: “Son casi las seis / como cada mañana / y la cabeza me da vueltas de campana / la vida huele a serrín / y a sueldo de camarero / y las demás blasfemias me las dejo en el tintero”.

Por primera vez vemos a Sabina hacer una incursión en el rap en “No sopor… no sopor…” en la que se hace acompañar de Manu Chao, en un enrevesado resultado de algarabía verbenil, para cerrar con “Tan joven y tan viejo”, desolada y al más puro estilo de cantautor de toda la vida. Comenta Sabina encogiéndose de hombros lo duro que es hacerse viejo, lapidaria la frase “Me duermo en los entierros de mi generación”, lo expresa perfectamente todo.

Tras este disco vino una caída, muchos daban a Sabina por muerto, para muchos un cantautor ya no podía dar más de sí. Hubo que esperar tres años hasta que renaciera de sus cenizas en "19 Días y 500 Noches" (BMG, 1999), sin embargo sería injusto pasar por alto que este disco es uno de los más completos y sentidos de su trayectoria, incluye las canciones de amor más melancólicas y más brutalmente desgarradas que nunca ha escrito, miradas a personajes marginales con los que el jienense siempre ha simpatizado y homenajes a lugares y gentes que habitan en su memoria; musicalmente pasa del rock a la música cubana, pasando de camino por la rumba y la balada de cantautor, además de bromear con el rap. Sin duda es un disco que podría definirse con una palabra: rotundo.

Grupo:

Muchos y variados han sido los adjetivos...

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Tracklist:

CD 1

  1. El rocanrol de los idiotas
  2. Contigo
  3. Jugar por jugar
  4. Es mentira
  5. Mi primo el nano
  6. Aves de paso
  7. El capitán de su calle
  8. Postal de La Habana
  9. Y sin embargo
  10. Viridiana
  11. Seis de la mañana
  12. No sopor... no sopor...

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