Un Extraño Entre la Multitud

Tras un importante recorrido en gallego con trabajos como  “O Blues do Amencer” (Gaztelupeko Hotsak, 2004), “Heroe Secreto” (Gaztelupeko Hotsak, 2008), “Brétemas da Memoria” (Gaztelupeko Hotsak, 2010) y “A Soidade Pide Copas nos Bares” (Gaztelupeko Hotsak, 2014), Víctor Aneiros recurre al castellano en su nueva grabación.

Acompañado por los habituales Fran Rey (teclados), Marcos Sánchez (Los Eternos, The Hellbuckers / batería) y Víctor Gacio (bajo), desarrolla nueve canciones que beben del rock y de la ciudad. La melancolía sigue siendo protagonista principal de muchos de los cortes.

«Ciudad Olvido» está dedicada a Ferrol, poesía urbana y una potente guitarra rock dirigen la acción de esta historia marcada por la reconversión naval, el paro y un futuro incierto… «Ciudad Olvido / de insigne pasado / futuro esquivo… Pasaron 30 años y mucha gente emigró / otros optaron quedar fue su forma de luchar / con un grito de autoestima se les ve pasar / allí donde el horizonte se pierde mirando al mar… ¿Y ahora qué? Nacido para perder / ¿Y ahora qué? Sobreviviré«. Un análisis certero de una ciudad que conoció tiempos mejores pero que siempre miró al futuro con orgullo. Una lectura similar al «Ferrol» que compuso Santi Santos (Los Limones) en los 90 –«Música Clásica» (GASA, 1992)-, otro himno, este en clave blues rock, para la ciudad departamental.

«Bar de la noche» y «Cerca del puerto» traen peligro y nocturnidad, sordidez y costumbrismo callejero. «Bórrate» es un efectivo y directo rock lleno de consejos vitales y «Vuelvo a mi casa»  un medio tiempo armado con cadencia acústica y órgano hammond. La vuelta a casa atravesando la meseta, la poesía nocturna con alma de road movie, «camino al encuentro de la lluvia eterna» canta Víctor. Uno de los mejores cortes del disco.

«La mala hora» es un corte original de Radio Futura, compuesto por los hermanos Auserón, pero Víctor Aneiros lo lleva a un terreno blues rock realmente intenso haciéndola suya.

En «Mucho postureo» crítica el postureo y la superficialidad de nuestros días 2.0, para en «Refugiados» tirar de sentimiento y sinceridad para hablarnos de la emigración y de los exiliados por las guerras… «Cuántas vidas se tienen que perder / en el mar o en la tierra / cuántas vidas se tienen que perder / para que el dinero de la guerra / deje por fin de valer la pena«. Cierra «Estoy solo«, rock urbano a toda velocidad salpicado por neones, gotas de lluvia y coches que huyen.

Un disco que destila intensidad rock, melancolía, crítica social, la lucidez del que ha visto llegar muchos inviernos y el orgullo del que se conoce a sí mismo.