Transparencias

Dentro de la generalmente alta calidad de los discos publicados en los primeros años de la carrera de esta cantante, encontramos el primer long play que flojea un tanto, a pesar de lo cual obtuvo ventas muy interesantes y estuvo entre los diez largos más vendidos durante varias semanas.

La producción y arreglos de José Luis Sanesteban, habitual pianista de la cantante, intenta aligerar y dar una imagen musical más moderna de sus composiciones. Unas composiciones más irónicas, más de cantautora mordaz, de lo que nos tenía habituados. Pero también unas composiciones menos inspiradas que en discos anteriores. No se trata de un petardo o un mal disco; sin embargo, a una artista de este calibre se le podía exigir un punto más de creatividad y menos repetición de fórmulas. Posiblemente, el intenso trabajo de aquellos tiempos, que incluyeron la grabación de tres LP en poco más de un año, numerosas actuaciones y hasta una gira por Canadá pasó factura.

Salvo la primera pista del disco: “Querida enemiga”, un tema lleno de coraje y dulzura a un tiempo. Una canción que se escuchó mucho en esos tiempos fue “Mi casa, mi guitarra”, que no escapa de la monotonía general, aunque posee una melodía sugerente y unos arreglos muy variados, quizá demasiado variados.